La Ciudad Deportiva ha estado dejada de la mano de Dios durante años. Los jugadores criados allí que luego han tocado cima deportiva o económica en la última década (Cani, Zapater y Ander, todos grandes negocios para la SAD) lo hicieron porque sus condiciones eran extraordinarias. Ni siquiera la desidia impidió su irrupción. Otros con proyección se han ido recientemente. Buenacasa u Otín, por ejemplo. Los dos están en la Juventus. Nadie hizo lo suficiente para evitarlo.

Ahora ha aparecido Vallejo, un central de largo recorrido cuya cláusula es baja: 800.000 euros. El club quiere acometer una negociación para blindarle. Es obligado. Hacen falta gestos así, de responsabilidad inversora, con quien en verdad promete. Gastar hoy para ganar mañana: dinero, identificación y buenos jugadores. A ver si el club empieza a hacer bien lo que tantos años hizo mal.