En la vida, dicen, uno recibe lo que da. En los negocios, en cambio, la balanza no siempre se mantiene estable. De hecho, más vale que entre más dinero del que sale. Y eso es lo que ha conseguido el CAI Zaragoza últimamente, al menos en lo que a idas y venidas de jugadores se refiere. El club aragonés ha ingresado en menos de dos años algo más de un millón de euros con la venta de sus jugadores.

Desde que en septiembre del 2012 la entidad recibiera 30.000 euros del Caja Laboral tras la marcha de Carlos Cabezas y contando los 300.000 euros que va a percibir en concepto de la cláusula de rescisión de Damjan Rudez, que jugará la próxima temporada en la NBA con los Indiana Pacers, a las arcas del CAI han llegado concretamente 1.080.000 euros, una cifra interesante en el mundo del baloncesto. Entre uno y otro, otros cinco jugadores han dejado un beneficio económico en la entidad. La salida de Rafa Hettsheimeir al Real Madrid hizo que el club percibiera 100.000 euros hace dos temporadas, en el mismo verano en el que Cabezas dijo adiós a Zaragoza.

Fueron los primeros frutos de una política de fichajes que ha llevado a un club que vivía en sus primeros años en la frontera entre la ACB y la LEB a jugar en Europa y ser un fijo en la Copa y en los playoffs.

Llegan jugadores de perfil bajo, a menudo desconocidos o de Ligas menores, y se van baloncestistas codiciados. Y, tras de sí, dejan el rastro del dinero. El CAI, de momento, no fabrica jugadores --no ha explotado aún ningún canterano--, pero les da las condiciones para que den un salto de calidad. La dirección técnica del club, liderada por Willy Villar, apunta y apenas falla. La mayoría de los fichajes dan resultado y, con la cordura como guía, se vende cada temporada a los mejores jugadores por necesidad económica.

El verano del 2013 fue doloroso a la vez que fructífero. Dos de los pilares del CAI, Sam Van Rossom y Pablo Aguilar, fueron traspasados al Valencia Basket. El base, que ahora es pretendido por el todopoderoso CSKA de Moscú, se marchó por 100.000 euros, mientras que el excapitán lo hizo por 150.000.

En cualquier caso, el negocio estrella de los dirigentes del CAI fue el fichaje de Giannis Antetokounmpo, que fichó por el club en diciembre del 2012 en una gran maniobra de Willy Villar. El griego, que no llegó a debutar, fue elegido en el draft del año pasado por los Milwaukee Bucks, que tuvieron que pagar los 300.000 euros de su cláusula de salida a la NBA.

A mitad de esta temporada, y tras dominar la pintura en la ACB y la Eurocup ante algunos de los mejores pívots de dichas competiciones, Gio Shermadini fue traspasado por 100.000 euros al Olympiacos. El último de la lista ha sido Rudez, pero otro ingreso para el CAI se percibe en el horizonte. Y es que Vladimir Golubovic ha alcanzado un acuerdo con el Unicaja y el CAI conserva el derecho de tanteo sobre el jugador. El club no ha descartado la posibilidad de igualar la oferta andaluza y, si esto ocurriera, podría recibir dinero por un hipotético traspaso posterior al Unicaja o cualquier otro equipo.