El de hoy será diferente a todos los Numancia-Zaragoza conocidos hasta la fecha. El partido más festivo de todo el calendario tanto para aragoneses como para sorianos ha dejado paso a una guerra fría entre clubs escenificada en la ruptura oficial de relaciones al negarse el Real Zaragoza a vender entradas para hoy y a asistir al almuerzo de directivas provocando el distanciamiento de los aficionados, que ya no se desplazarán en masa como en años anteriores. La previsión es que hoy haya en Soria un máximo de 500 peñistas del equipo aragonés, más aquellos aficionados que hayan decidido desplazarse por su cuenta. El año pasado hubo 2.500 peñistas y un total de 4.000 zaragocistas.

La tensión más o menos soterrada que mantienen las dos directivas desde el cambio de propiedad del Real Zaragoza en el 2014 se hizo definitivamente pública el miércoles con el comunicado oficial del club aragonés. La negativa de la SAD a vender las entradas para el partido a sus aficionados y a asistir al almuerzo de directivas previo a cada encuentro hizo saltar definitivamente por los aires la paz simulada existente hasta la fecha, convirtiendo el calor tradicional de la cita en el crudo frío del invierno.

El Real Zaragoza está molesto desde hace días con algunas actitudes y posiciones del Numancia. Ruiz de Galarreta o la celebración del gol del empate soriano en el último enfrentamiento son las más evidentes. Pero el nudo gordiano de la falta de sintonía de los dos últimos años tiene que ver, fundamentalmente, con la postura del Numancia en la Liga con respecto al convenio de acreedores y el límite salarial del Real Zaragoza.

El Numancia, por medio de su director general Víctor Martín, que es también vicepresidente segundo de la Liga, ha sido uno de los clubs más beligerantes en la LFP en el rechazo a la modificación del convenio de acreedores presentada por la SAD este verano y que, finalmente, sí contó con el visto bueno de la Liga. El Real Zaragoza tan solo se ha expresado a través de aquel comunicado oficial. Víctor Martín ofreció su versión en una rueda de prensa al día siguiente en la que acusó al Zaragoza de incitar a la violencia, solicitando incluso la apertura de un expediente, y defendió su postura en la Liga.

El directivo del Numancia explicó que la moratoria en el convenio del Real Zaragoza suponía una rebaja de 1,3 millones en la cantidad que el club debía pagar este verano, cifra que, según Martín, la entidad aragonesa quería destinar a masa salarial, de ahí su rechazo. Punto que niega el Zaragoza, que también alega que esa rebaja no era de la deuda fiscal sino de la ordinaria. Total, que hoy Soria y Zaragoza están más lejos que nunca.