Inevitablemente los dos tienen a todo el zaragocismo mirándoles. Son quienes son y la esperanza colectiva es que sean quienes fueron. Con su sola presencia han convertido el pesimismo en optimismo. Ambos han tratado de rebajar su trascendencia y ponderarla en estos primeros días de preparación. Cani: "Hemos de ser importantes y lo hemos hablado, pero no me gusta decir que vamos a ser los líderes como si fuéramos a arreglar todos los males". Zapater: "Aquí no solo somos Cani y yo. Somos dos jugadores más y hay que conseguir que todo el mundo sume".

El empeño de ambos, muy similar, va en la buena dirección. El fútbol es un deporte colectivo, no un reino de taifas. Ese es el trabajo de Luis Milla: sacar el máximo rendimiento a cada uno de sus futbolistas. El Real Zaragoza no va a estar este año en el escalafón presupuestario del pasado. La respuesta del entrenador, su capacidad para exprimir recursos, será una de las claves de la Liga.

La otra, indudablemente, el nivel que den Cani y Zapater. El armazón de la plantilla está hecho. A falta del delantero, vara de medir, y algunas otras piezas, el Zaragoza 16-17 será lo que Cani y Zapater sean.