Ya desde el verano había una anormalidad en el Real Zaragoza con Ángel Martín González, que mantuvo el cargo hasta cuando lo mantuvo más por una cuestión de tiempos y cálculo institucional que por otra cosa. Estaba sentenciado mucho tiempo antes de que se hiciera efectiva su destitución por una cuestión elemental: había perdido la confianza en pleno del consejo de administración, nadie creía en su figura. Tardó en salir lo que tardó para no provocar una crisis a destiempo.

Justamente en las antípodas de donde se encontró el anterior director deportivo en su última y turbulenta etapa en la SAD está ahora mismo Narcís Juliá, su heredero. Hasta hoy, que en el fútbol nada es para siempre, la confianza en él es ciega. A nivel deportivo el Real Zaragoza ha hecho lo que ha sugerido Juliá. Con Carreras y con el resto. Por el momento tiene libertad absoluta. Rango de capitán general.