El pasado viernes por la noche Carlos Pauner regresó a Zaragoza con el sexto ochomil en su bolsillo. Tras la conquista del Nanga Parbat, de 8.125 metros, descansa hasta la próxima temporada.

--¿Cómo ha vuelto físicamente del Nanga Parbat?

--He llegado bien. No he perdido peso y ahora estoy recuperado después de diez días de hacer cima. Es posible que ahora pudiera subir otro ochomil . Pero psicológicamente estoy cansado.

--¿Le cuesta volver a la rutina tras estar, entre el Everest y el Nanga, cuatro meses fuera?

--No tengo rutina. Si me tuviera que meter a trabajar ocho horas probablemente lo notaría. Los días me los planifico a mi medida y voy día a día.

--¿Cómo definiría la expedición al Nanga?

--La dificultad ha sido media-alta puesto que las condiciones de la montaña no han sido fáciles. Ha hecho un tiempo teriblemente malo, nevando 20 días seguidos y eso la ha hecho peligrosa. Hemos ido un grupo grande de 15 personas. La ruta normal es atractiva y tiene de todo. Hemos tenido también heridos por impacto (Raquel Pérez), congelaciones (Huarte, Martínez y Villalta), ha habido que evacuar... Como líder de la expedición, no he hecho más que currar .

--Usted tomó la responsabilidad del campo base del Nanga.

--Estábamos 50 personas y tomé la responsabilidad porque el grupo aragonés era el más numeroso. Convoqué una reunión al principio de la expedición para ver cómo colaborar y acudieron los asturianos, Al Filo , checos, japoneses y franceses. Dio sus frutos y equipamos entre todos hasta el campo III en tres días que hubo de buen tiempo.

--¿Cómo definiría a su grupo?

--Eramos un grupo de personas normales. Lo hemos pasado muy a gusto. Si nos fuimos muy amigos, volvimos más. Eramos la envidia de otras expediciones. Por un lado estaba el Insalud con Manuel Vázquez que ayudaba a otras expediciones y a nativos. Por otro lado, han venido cuatro aragoneses que hacían su primera expedición a un ochomil . Han llegado muy verdes y han aprendido mucho. Dos (Martínez y Villalta) se han colocado en la cima.

--Un factor fundamental de su éxito es la experiencia en el Himalaya.

--Tengo mucha serenidad para saber lo que hay que hacer. Ya sé que sensaciones tengo a 8.000 metros. Fui muy tranquilo y el ataque ha cima no fue nada complicado.

--La expedición de Al Filo de lo Imposible se ha llevado todos los titulares de los periódicos nacionales.

--Hemos llevado el peso, hemos colaborado con Al Filo y los asturianos de forma loable. Ellos, en sus medios, olvidan que la televisión pública es de todos. Por lo menos nos podían nombrar. Aunque se echen todas las flores que quieran, los montañeros ya sabemos lo que ha ocurrido allí. Al Filo olvidan que han subido gracias a la colaboración de mucha gente. Han tenido imágenes de la cima gracias a los aragoneses. Gran parte de nuestro éxito se lo debemos al asturiano Jorge Egocheaga.

--¿Colaboraría con Al Filo?

--Prefiero ir a lo mío. No me gusta recibir órdenes de nadie y allí dirige Sebastián Alvaro. No necesito trabajar en Al Filo .

--¿Cómo se plantea el año que viene?

--Intentaré el G-II y el Broad Peak en verano. Puede que vaya en otoño al Manaslu o en primavera quizá intente el Annapurna. Pienso en la ruta Messner del Manaslu, una vía compleja.