Fue Óscar Plano tras regalo de Cabrera el ejecutor del Zaragoza en Alcorcón y el mejor definidor por su apellido del partido que el equipo de Ranko Popovic perpetró en Santo Domingo. Un choque plano, de encefalograma lineal, sin vida, un partido terrible e inquietante, que dejó claro que el tropiezo ante el Valladolid no fue un espejismo. Este Zaragoza huérfano de fútbol y aún más de gol, como lo demuestran los tres partidos sin marcar que acumula, firmó el acta solo presencial en el feudo madrileño, porque solo estuvo allí en cuerpo presente, sobre todo en la primera mitad, mientras que en la segunda retrató todas sus carencias cuando tiene que construir fútbol por más que Ranko Popovic se empeñara en hacer cambios ofensivos. La derrota deja noveno al equipo zaragocista, a cuatro puntos del segundo, pero con una más que preocupante, casi se diría que dramática, faz futbolística.

El partido lo ganó el único que jugó algo al fútbol. No es que el Alcorcón sea la quinta esencia, pero sí que dominó en la primera parte, con Campaña y el exzaragocista Natxo Insa al timón, y en la segunda se limitó a ser privilegiado espectador de las terribles limitaciones del Zaragoza para trenzar algo de fútbol, por poco que sea.

Lo peor es que, aunque Popovic se esfuerce en defender lo contrario, esa pobreza con el balón ha sido norma común en varios, en muchos partidos. Con matices, claro, porque en algunos ha sido directamente para echarse las manos a la cabeza. Como en Gerona. Como ayer en Alcorcón. Por si fuera poco, el Zaragoza ya no es tan fiable atrás como hace unas semanas y, con lo que le cuesta marcar --13 goles en 14 jornadas, siete de ellas sin anotar--, encajar un gol es directamente un salvoconducto claro a la derrota.

Con Marc Bertrán como novedad en el lateral y con el regreso de Aria tras muchos partidos en la nevera saltó al campo el Zaragoza. No tardó en quedar claro que el pleito no tenía buen color para los zaragocistas, superados por un Alcorcón más intenso y que llegaba antes a todas las disputas. Del fútbol ya ni hablamos... Bono, camino de superar el récord de Villanova que no batiría, salvó con la cara un remate de Plano tras golpear el balón en Cabrera y salió bien a pies de Álvaro Rey, pero no pudo evitar el gol a la tercera llegada. Fue un balón a ninguna parte de Djené que Cabrera falló en el despeje para que Óscar Plano le ganara la posición y superara al meta marroquí en su salida.

Con la presión descosida, con Dorca y Aria engullidos, con Hinestroza y Pedro nulos, con el equipo muy atrás, con la incapacidad de dar tres pases seguidos... El Zaragoza, a los 20 minutos, tenía lo que se merecía. Otro error de Cabrera dio una nueva opción a David, que no culminó bien, y después se encontró con Bono tras dos buenos recortes a Vallejo. Del Zaragoza, nada de nada. Lo único, un remate de Ortuño a la media vuelta tras un saque de banda y una asistencia casi sin querer de Dorca.

CAMBIOS PARA NADA

Con ese mal sabor de boca llegó el Zaragoza al descanso, donde Popovic volvió a señalar a Aria, aunque al japonés le retrata claramente su aportación, para sacar al campo a Ángel por detrás de Ortuño y pasar a jugar con doble pivote y con Pedro e Hinestroza en las alas. No sería el primer cambio táctico. No dio apenas resultado. Natxo Insa, omnipresente, mandó un balón al lateral de la red y el árbitro miró para otro lado en un penalti de Marc Bertrán a Álvaro Rey.

La siguiente vuelta de tuerca de Popovic fue apostar por Sergio Gil y retirar del campo a Erik Morán, que por mucho que llevaba una amarilla no merecía ese relevo más que Dorca. El partido se abrió, pero solo lo notó Bono, ágil ante Campaña y en una falta de Razvan, mientras que Rico, uno de los pocos que se salvaron, evitó el gol de David. La única ocasión zaragocista, la única de verdad, fue un disparo del burgalés, cuyo rechace fue a Ángel, en fuera de juego. Aún así, se topó con Dmitrovic.

Retrasó Popovic para el tramo final a Dorca al centro de la zaga, desplazó a Vallejo al lateral y dejó a Gil como único pivote para que arriba Jorge Díaz se juntara con Pedro, Hinestroza, Ángel y Ortuño. El nuevo giro táctico demostró que el problema no es acumular jugadores arriba --hasta Cabrera acabó de delantero--, sino crear fútbol y ahí, aun con un solo voluntarioso Sergio Gil, el Zaragoza no fue capaz de generar nada de juego para que el único aviso en los últimos minutos fuera un remate de Ortuño en un córner de Rico.

Con eso murió el Zaragoza ante el Alcorcón, que no sufrió apenas y que, tras tres jornadas sin ganar, volvió a hacerlo para situarse igualado a 20 puntos con un equipo zaragocista que llega al primer tercio de la Liga con más dudas y sombras que certezas. Ya se levantó en el inicio del curso y sumó siete jornadas sin perder, pero este Zaragoza dista mucho de ser el equipo eficaz y solvente que se le supone a un candidato al ascenso directo.