Habló Narcís Juliá de presentar a un entrenador lo antes posible, quizá para el entrenamiento de esta tarde a las 17.00 horas en la Ciudad Deportiva, después de que ayer el encargado de dirigir a la plantilla fuera Andrés Ubieto, preparador físico. El club aragonés necesita cerrar su nuevo técnico cuanto antes, hoy mejor que mañana y juega el sábado en La Romareda frente al Almería.

El Zaragoza tiene, según fuentes del club, una terna de unos tres o cuatro candidatos y, de momento, no ha culminado ninguna de esas negociaciones. El club busca un entrenador con carácter, con experiencia en la categoría, a ser posible con el aval de un ascenso de por medio, y que tenga ya un claro conocimiento de la plantilla, además de una apuesta que sea, teniendo en cuenta las características de la Segunda, valiente en lo futbolístico, no tan rácana como la exhibida en Valladolid, en el epílogo de Luis Milla. Así, por el momento el casting de Juliá continúa, con opciones abiertas.

«Tiene que ser un entrenador que tenga conocimiento de la plantilla que hay y en la que hay que creer. Que crea que tenemos un grupo para competir en igualdad de condiciones con cada equipo. Conocer la plantilla, la categoría y con ganas de conseguir del objetivo», delimitó el director deportivo.

140.000 EUROS

La otra limitación es la económica. La Liga permite el 80% del salario que le quedaba por cobrar a Milla hasta final de la presente campaña para buscar su sustituto. Es decir, unos 140.000 euros para traer un entrenador y sus posibles ayudantes, al menos un segundo entrenador como mínimo.

El Zaragoza ha mirado a un primer escalón de entrenadores, a técnicos con caché de Primera, como Pepe Mel, que solo quiere dirigir en la élite, o Joaquín Caparrós, que también está a la espera de encontrar acomodo en la máxima categoría. Con Juan Ignacio Martínez, el preferido en diciembre pasado por Juliá, no se han llegado a entablar negociaciones serias esta vez. Las pretensiones de Rubén Baraja también son altas y de momento no se ha negociado con él. Al menos así lo asegura su entorno.

Tras los técnicos con caché y que se alejan de las posibilidades económicas hay una segunda línea que sí aceptaría llegar por las cifras barajadas. Rubi, que hizo una gran temporada en el Girona en la 12-13, gusta mucho a Juliá, que se lo llevó a Can Barça en el verano del 2013 para integrarle en el cuerpo técnico del primer equipo azulgrana. El entrenador catalán está en la terna, no parece que con muchas opciones. También es de su agrado Raúl Agné, al que conoce bien de la etapa en el Girona, cuando el ahora técnico estaba a punto de retirarse de jugador, y que intentó que llegara al filial del Barça hace unos años. Miquel Soler, con el lastre de su poca experiencia, también es otra opción que puede aparecer, como Albert Ferrer, que logró un ascenso con el Córdoba en la 13-14, un bagaje que tiene también Miroslav Djukic, que ascendió con el Valladolid. Además, al club han llegado ofrecimientos como Sergi Barjuán o Abel Resino.

En su comparecencia de ayer, Juliá quiso dejar claro, sin que nadie le preguntara, que la destitución de Milla y la elección de su sustituto era su responsabilidad y que iba a decidir él. En todo caso, es evidente que tras dos apuestas fallidas (Carreras y Milla) el margen y la confianza en el criterio del director deportivo no es el que era. Con todo, es el que está manteniendo las negociaciones abiertas con los candidatos.

DECISIÓN SUYA

«Quiero dejar claro que la destitución de Milla es una decisión exclusivamente mía. Mientras yo esté en este club las decisiones deportivas las tomaré yo para lo bueno o para lo malo, equivocándome o acertando, que de todo hay y habrá», aseveró Juliá sobre su margen de responsabilidad.

El directivo, que avisó que no iba a valorar ninguna cuestión de tipo deportivo sobre la destitución de Milla, explicó de forma muy rápida el porqué de esa decisión: «El cambio de entrenador es fruto de una reflexión personal en relación a la situación del equipo en la clasificación y en los últimos resultados», señaló para terminar recurriendo al ligar común del agradecimiento al técnico que se acaba de marchar: «Quiero agradecer el trabajo y la actitud de Luis en el breve tiempo que ha estado. Y también su comportamiento y su actitud de respeto con la decisión».