El catalán David de la Cruz (del equipo Etixx) ha protagonizado la doble sorpresa de la novena etapa de la Vuelta al ganar en el Alto del Naranco, en Oviedo, en lo que supone el primer triunfo de un ciclista español en esta edición de la gran ronda, y se ha colocado líder de la prueba, situándose por delante de Nairo Quintana, segundo, (al que deja a 22 segundos) y Alejandro Valverde, tercero (a 41 segundos). La etapa, de 164,5 kilómetros, transcurría entre Cistierna y el Alto del Naranco.

De la Cruz ha atacado a 600 metros de la meta dejando atrás a su perseguidor, el belga Dries Devenyns (IAM), uno de los 12 corredores que protagonizaron la escapada de la jornada. Este lunes se disputa la décima etapa entre Lugones y Lagos de Covadonga, de 188,7 kilómetros, una de los parajes más emblemáticos de la Vuelta.

Hubo una imagen de emoción, de las que ponen la piel de gallina, en la cumbre del Naranco, allí donde el mito de José Manuel Fuente, 'El Tarangu', hacía rugir a la afición asturiana al ciclismo. Cuando a David de la Cruz, tras ganar en solitario en la gran cima de Oviedo, le impusieron el jersey rojo de líder --porque no solo venció en la etapa si no que se puso a comandar la general por delante de Quintana, Valverde, Froome y Contador, casi nada-- cogió la prenda y besó el principal 'maillot' de la Vuelta. Victoria, liderato, éxtasis, felicidad y emoción. El sueño de un corredor de Sabadell y Palafrugell hecho realidad en una tierra de Asturias, tan verde como ciclista.

Iba calladito en las ocho etapas precedentes de Vuelta y hasta su equipo, el Etixx belga, había emitido a mitad de la semana pasada un comunicado en el que informaba que había renovado a su corredor catalán. Pero desde el anonimato respiraba por primera vez el mismo aire, junto a ellos, de las grandes figuras de la carrera. En su escuadra le habían dado libertad, al estilo de Valverde en el Movistar: que se divirtiera, que buscase un puesto de honor en la general y, si podía, que pillara la fuga buena. Y bien que la cogió cuando la Vuelta se olvidó del sol leonés en San Isidro para entrar en un espacio casi tenebroso, sobre el escenario asturiano: niebla y frío.

"Tuve dudas de que llegara la escapada y hasta pasé un momento malo en La Manzaneda, pero me sobrepuse y ataqué en la entrada a Oviedo. Solo, a falta de dos kilómetros para meta, me informaron desde mi coche que también podía ser líder. Y desde que crucé la meta ya no me enteré de nada porque ganar aquí, en el Naranco, es algo muy grande". Ganó y se subió a una de esas nubes bajaspara afrontar este lunes la ascensión a los Lagos de Covadonga, una de las cimas con más historia de la Vuelta.

Este lunes, posiblemente, los 22 segundos de renta sobre Quintana le parecerán pocos a De la Cruz, porque en el Naranco, los grandes, dejaron tiempo a la fuga, pero Covadonga es uno de los días claves en la Vuelta y difícilmente Quintana, Valverde, Froome y Contador se quedarán quietos. Pero a De la Cruz que le quiten lo bailado.