Ordesa cumple años. Ahora se celebra el centenario de su creación. En el corazón del macizo calcáreo con mayor altitud del continente europeo se encuentra esta joya geológica labrada por los glaciares. Por debajo del Monte Perdido la meseta da paso a una caída en picado. En las paredes abruptas que dan paso al bosque hasta el río Arazas los escaladores encuentran algunas de las rutas más exigentes del panorama mundial. Son paredones de color gris, marrón y anaranjado de hasta 350 metros de longitud. En Ordesa hay dificultades de hasta 7a entre aristas y bloques sueltos que se mueven en una escalada de gran compromiso. Este gigantesco retablo se subdivide en seis sectores. Son de oeste a este el Tozal del Mallo, la Pared Cóncava, el Libro Abierto, el Espolón del Gallinero, la Pared de la Cascada y la Fraucata.

Óscar Nieto es un escalador madrileño de 41 años que pertenece a Peña Guara. Amigo intimo de Ignacio Cinto, tiene un blog denominado los caracoles majaras. Nieto quedó prendado de las paredes de Ordesa cuando las conoció hace 15 años. «Mi primera vía fue la Ravier al Tozal. Es un lugar único, el que más me exige y más me gusta. Las paredes de Ordesa tienen un componente psicológico muy importante. Es de los lugares más exigentes en toda España y a nivel mundial es muy conocida por su gran compromiso y exposición. Todos los años hay accidentes. En las vías más clásicas se encuentran clavos o reuniones montadas, pero en otras te aventuras en unos terrenos en los que hay que tener buena experiencia para escoger el itinerario correcto y coger unos buenos cantos, porque hay algunos que son un poco inestables».

Otra de las dificultades es que normalmente la salida de la ruta es «por arriba. No puedes rapelar porque has atravesado algún techo y vas volado. Por otro lado, las vías están en el Pirineo, a más de 2.000 metros y hay que contar con el componente de las tormentas. El día de antes estás con el hormigueo en el estómago», afirma.

Este mes ya es idóneo para escalar en las paredes de Ordesa. «Aunque ha llovido mucho. Si no hay mucha nieve acumulada por encima de la Faja de las Flores no suele caer mucha agua y las vías se secan. Pero hay algunas rutas que solo se pueden escalar al final del verano como en el Libro Abierto». Nieto asemeja las paredes de Ordesa como «un tetris. Las piedras están puestas en equilibrio. Tienen forma de armarios, lavadoras o microondas. Permite la autoprotección, se escala entre bloques grandes y pequeños y entre medio hay fisuras. No hay seguros fijos en la pared. Hay que llevar un buen juego de friends, fisureros y el segundo de la cordada los va recuperando».

Las vías clásicas se abrieron siguiendo los itinerarios más lógicos. «Transcurren por fisuras y por diedros. Ahora hay escaladores punteros que han abierto itinerarios introduciendo paraboles. Pero no le quita compromiso a la escalada. A la hora de equipar las vías se ha buscado que el impacto sobre el medio sea mínimo. Somos conscientes de que escalamos en un parque nacional. Somos herederos de Rabadá y Navarro y han dejado unas vías que mantienen esa esencia».

Es muy importante tener un buen plano de la vía. «Hay que saber por dónde ir y tener mucho sentido de la interpretación para ir por el buen camino. Ordesa es muy perdedor. Pero ahora esto ha mejorado mucho con los blogs». La aproximación a las paredes es de casi dos horas. Nieto cuenta una anécdota. «Los escaladores cogemos el autobús de las seis de la mañana. Miras que no se metan en tu itinerario porque no gusta ir detrás de nadie y te pueden tirar un bloque. Se abren las puertas del autobús y hay que ir corriendo para llegar el primero en plan rally. La ruta Ravier en el Tozal es la que más afluencia tiene y donde se inician los escaladores. Allí habrá unas 30 rutas». La escalada supone un día de actividad. «En ocho horas puedes completar una pared. El problema que tenemos es el autobús. Si no pillas el último, tienes que bajar andando hasta Torla. Son siete kilómetros por la noche...».

Hay vías de gran dificultad en El Libro Abierto y en la Fraucata. «Pero todas las paredes tienen rutas complicadas y están reservadas a la élite de la escalada mundial. Hay líneas por placas que quedan por abrir para las futuras generaciones. Ahora han abierto grandes itinerarios el zaragozano Manu Córdova, Mikel Zabalza, Unai Mendía, José María Andrés», reconoce.