Calificar de gran final un partido cuando al Real Zaragoza después del de esta tarde en Almería aún le quedarán nueve más puede parecer exagerado. Sin embargo, el duelo en el Estadio de los Juegos del Mediterráneo sí tiene el aroma de una encrucijada para el equipo zaragocista, una cita con el peligro de descenso a Segunda B, porque todo lo que no sea ganar aumentará la sensación de acercarse al abismo, sobre todo una derrota ante un Almería que lucha por salir de un pozo al que no quiere caer un equipo, el de César Láinez, que si hoy vence se alejará a seis puntos de esa tragedia.

Cuatro puntos separan hoy a ambos, tres al Zaragoza del descenso. Si hoy pierde, pasará a estar a solo dos, con el consiguiente aumento del miedo a dar con sus huesos en una Segunda B que, no hace falta insistir mucho en ello, supone el pasaporte para la desaparición del club salvo milagro que no se espera. Es verdad que el equipo, en los dos partidos con César Láinez tras la obligada salida de Raúl Agné, arroja otras sensaciones, enseña otra cara futbolística y diferente estado de ánimo, y que parece que, al nivel mostrado ante el Valladolid y en Elche, no debería tener problemas para salvarse. Todo eso es creíble, pero la única verdad absoluta en el fútbol son los resultados y necesita sumar puntos para huir de la quema. Y ahora tiene tres citas consecutivas para ello, hoy en Almería y después con la visita del Mallorca y el paso por Anduva para jugar contra el Mirandés. Tres equipos que tratan de salir de la zona de descenso y meter a otros en el terrible atasco que hay por evitar el billete a la categoría de bronce.

CON PERSONALIDAD

En ese atasco se ha visto el Zaragoza, fruto de una horrible temporada, llena de irregularidad e inconsistencia. Láinez ha pedido a su equipo que mantenga la personalidad que mostró en los dos últimos partidos, en la primera parte de ambos, y habrá que ver si es capaz de regatear el bajón físico que le acompaña en el tramo final de muchos encuentros en esta temporada y que también se hizo notar en el triunfo en el Martínez Valero y, en menor medida, en el empate contra el Valladolid.

Mantendrá su apuesta el entrenador en Pombo, ya felizmente renovado y de maravillosa irrupción, y se dejó en casa a Raí, en conflicto por su continuidad. Cara y cruz de una misma realidad, la cantera. En Almería no estarán Lanzarote y Cabrera y es segura la vuelta de Casado al lateral zurdo. Se pueden recordar sin dificultad varios errores groseros del lateral madrileño en este curso, pero Láinez no ha dudado con él, en su apuesta. Ahora, le toca responder al jugador. También vuelve Ángel, el jugador más decisivo de este Zaragoza, autor de 16 goles y cuatro asistencias en un equipo que depende mucho en ataque del canario, sin duda el futbolista más regular a lo largo de todo este curso. No quiso aclarar el técnico el sustituto de Lanzarote, donde se postulan Cani y Edu García, con una posible variación táctica que dejó entrever. El resto apuntan a ser los mismos que ante el Valladolid.

El partido, con un campo que puede presentar la mejor entrada de la temporada, exige personalidad y carácter por la trascendencia de la cita, donde el Zaragoza va a tener la mala suerte de medirse al Almería con el mejor momento anímico del curso.

Del bloque roto y sin confianza que era a la clara mejoría desde la salida de Fernando Soriano, reflejada en los resultados, en 10 puntos de 15. Ramis, que acumula una derrota y dos recientes y esperanzadoras victorias en el banquillo, contará, eso sí, con muchas bajas para un partido tan decisivo, hasta ocho, entre ellas los exzaragocistas Álamo y Corona. Sí estará el otro exjugador blanquillo, un Diamanka de decepcionante rendimiento desde que llegó a Almería y que apunta a un once de inicio donde la apuesta en ataque puede ser juntar de nuevo a Kalu Uche, de buen regreso desde el mercado del paro, con Quique, el goleador y sin duda el jugador más peligroso del rival, por lo que es todo un examen para la zaga zaragocista, aunque la prueba es para todo el equipo, una cita a las puertas del peligro.