No te vayas, Lio". La súplica, "de rodillas", como ha sugerido Carlos Bilardo, se disemina por una Argentina perpleja. ¿Qué hacer para convencer a Messi de que vuelva sobre sus pasos? La pregunta se la formulan todos, desde el presidente Mauricio Macri, que pidió verlo, hasta el último ciudadano, que promete sumarse a la manifestación del sábado. Entre tanto, el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, inauguró una estatua inédita: el homenaje a un hombre en vida, el mismo que decidió dejar la selección albiceleste tras convertirse en su máximo goleador, con 55 tantos.

Por lo pronto, Leo viajó a Rosario, su ciudad natal, y se dejó fotografiar en más de una oportunidad con el chándal azul y blanco del equipo nacional, gesto que quiere interpretarse como una posibilidad de que estaría revisando su renuncia. Futbolistas, dirigentes y empresarios intuyen que volverá. Esteban Schmidt, en el diario La Nación, lo da por seguro: el astro es obediente a las marcas, a su club, a la distancia de la barrera, a su madre y a su padre; y también sigue tendencias: "la barba ornamental, tan de moda, tan de prófugo". Pero su renuncia, dice con cierto cinismo, "es apenas un happening" que abraza a modo de juego "el sueño argentino de dejar las cosas sin terminar". Sin embargo, ya lo sabemos de antemano que eso no es posible. "Va a jugar en Rusia 2018 empujado por la fuerza imperial de los patrocinadores y el consejo de sus mayores. Además, ¿quién se va a quedar en casa pudiendo jugar un Mundial?".

CRISIS EN LA AFA

La renuncia de Messi tiene lugar en medio de una crisis de la Asociación del Fútbol Argentino, que parece terminal. Los equipos grandes quieren crear una Superliga a la española para sacarla del pozo financiero. No está garantizada la continuidad de Martino. Para Clarín, "la AFA debe demostrarle a Leo que el cariño de la mayoría de los hinchas no cambió por el penalti que tiró a las nubes".

Una vez que se resuelvan sus problemas internos, los dirigentes que manejan la destartalada federación tienen que explicarle que "él es la principal fuente de dinero de la selección". No se recauda lo mismo por publicidad y derechos televisivos si el mejor del mundo está ausente. La AFA, además, debe renegociar su contrato con Adidas. Messi es la cara de Adidas y si no juega en la selección, la marca alemana deberá soportar que las imágenes de Messi sean con la indumentaria del Barça, que viste Nike.

Pero, ¿es tan fácil que Leo olvide lo dicho? El escritor Martín Caparrós no está tan seguro: "Suponemos que es una calentura, que quería que se lo pidiéramos: lo pensamos como un argentino. Lo raro es que Messi parece un poco raro: será porque vivió tan poco en la patria de la que se reclama. Con casi cualquier otro, uno estaría seguro de que va a volver; con Messi es más difícil. El peligro sería que no fuera suficientemente argentino: que creyera que tiene que cumplir su palabra". El 1 de septiembre, Argentina se mide a Uruguay.