—Ayer se despidió de sus compañeros en la Ciudad Deportiva, ¿qué les dijo?

—Que había sido un placer aunque nos conocíamos desde hacía poco. Todos me habían parecido buena gente estos días y les deseo mucha suerte y que hagan una grandísima temporada.

—¿Cómo se encuentra de ánimo tras desvincularse del Real Zaragoza siendo canterano?

—Todavía no he digerido el hecho de que no voy a volver. El año pasado ya estuve en Toledo y tampoco me resulta tan raro. De hecho, sí que me sentía raro al estar entrenando estos días en Zaragoza tras un año porque ya me había acostumbrado al Toledo y, además, sabiendo que tarde o temprano era muy probable que saliera.

—Una vez completada su salida, ¿ha sentido más pena o alivio?

—Tenía claro desde el principio que iba a acabar saliendo. Me hubiera resultado muy raro que hubieran cambiado de opinión. Antes de jugar la vuelta de la primera eliminatoria de playoff ya me dijeron que querían rescindir mi contrato. Hubo un momento de más incertidumbre cuando me enteré por un amigo que había visto en las noticias que estaba a prueba. El entrenador me lo dijo personalmente, me comentó que en función de la pretemporada me quedaría o no, pero a los dos días ya me hablaron otra vez de la rescisión, así que ya sabía que tarde o temprano iba a acabar marchándome. Fue una prueba muy breve.

—Se habló de que no pasó dicha prueba porque no le vieron motivado, ¿lo cree así?

—No considero que sea así. Todo el mundo que me conoce sabe que es algo que no me falta nunca.

—A lo largo de estos años no ha tenido apenas oportunidades, ¿considera que estaba capacitado para ser el portero titular del Real Zaragoza?

—Siempre digo lo mismo y hablo a nivel personal, pero para funcionar bien necesito sentir que me quieren en un sitio y eso solo lo sentí mi primer año de contrato con el primer equipo con Paco Herrera. Los demás años querían que me fuese y así no se puede funcionar. Igual soy muy raro yo, pero tampoco se puede funcionar si te dicen antes de jugar el playoff que te van a valorar en esos partidos, que juegues uno y te digan que te rescinden, que llegue la pretemporada en la que siguen con la martingala de la rescisión... Luego de repente estás a prueba, pero no me lo dicen a mí y sí a los periodistas. Luego resulta que esa prueba no es tal porque me hablan a los dos días de rescisión. Con tanto vaivén e incertidumbre no me sentía con confianza como para desarrollar toda mi capacidad como futbolista. En Toledo, aunque es una categoría inferior, he sentido que he dado mucho más que lo dado en el Zaragoza. Lo asocio a que en un sitio me quieren y en otro no.

—¿Siente que no tuvo oportunidades reales a lo largo de su etapa en el club?

—Tuve ocho partidos con Popovic siendo el tercer portero. Me dio su confianza dentro de lo que podía darme pero no estuve tan bien como me hubiera gustado estar, pude dar más. Era una situación difícil y, por ejemplo, asumo que Ratón salió también en una situación complicada y lo hizo mejor que yo.

—¿Qué espera de esta nueva etapa en el Toledo?

—Vengo a un sitio en el que quería estar. He pasado un año increíble a nivel personal y profesional. El entorno es muy sano, la gente confía y son los únicos que apostaron por mí el año pasado y, aunque no se dieron las cosas del todo bien en el playoff, este año se está dando un paso más allá para llevar el equipo un poco más lejos. Si me iba de Zaragoza, quería estar en el Toledo de nuevo.

—¿Este es un adiós definitivo al Real Zaragoza?

—Eso nunca se sabe. Este año seguro que sí, pero los caminos en el fútbol... Nunca digas nunca.