A Alberto Contador ya no le duelen los huesos. Y si todavía siente molestias, lo disimula muy bien. La 'maglia' rosa, el carácter habitual del ciclista madrileño, no sabe correr en plan conservador. No le gusta abusar de las etapas de transición. Qué nadie se recupere aprovechando un paseo simulado camino de Imola y de su famoso circuito automovilístico, el más puro sabor Ferrari. Por eso, si como este miércoles observa que el pedaleo de alguno de sus rivales, en concreto Fabio Aru, enemistado con la lluvia, no presenta la finura de otros días es entonces cuando Contador pasa al ataque. Para mover el árbol del Giro y comprobar si caen los frutos maduros.

En el pequeño puerto que había en el circuito trazado alrededor deImola, Contador probó a Aru, que enlazó con el madrileño, aunque con dificultades. El líder del Astana no tuvo su día, en una jornada en la que casi todo el mundo intuía, como así fue, que la escapada llegaría a meta.

El ganador de la Vuelta a Romandía

Entre los escapados figuraba uno de los ciclistas que se han despertado esta temporada, un ruso de 25 años, compañero del ausente Purito Rodríguez en el Katusha, que se llama Ilnur Zakarin, corredor espigado, de los que parece que vayan a destrozar la bici con la potencia de sus pedaladas. Zakarin ganó antes del Giro la Vuelta a Romandía. Se ha proclamado vencedor en Imola.

La lluvia y una caída de Rigoberto Urán han marcado una etapa en la que Aru supo aguantar a Contador y en la que el madrileño dejó absolutamente claro que la caída de la semana pasada y su hombro izquiero lastimado ya son historia.