La historia del Ríos Renovables en la Copa de España ha sido una coctelera de emociones. El partido frente al Barcelona fue una explosión de felicidad. Aquella carrera repleta de éxtasis de los jugadores zaragozanos después de tumbar al gigante azulgrana en los penaltis se contrarrestó frente al dolor de la derrota. Pero no una derrota cualquiera. Ayer la escuadra de Santi Herrero cayó con toda la crueldad posible, en el último segundo. Ya que a falta de un minuto, el Ríos estaban clasificado para la final (3-2).

El partido comenzó cuesta arriba para el Ríos. Adrián Pereira, el gran protagonista frente al Barcelona con sus 33 paradas vio como el Jaén Paraíso Interior se adelantaba en el marcador en el segundo 25. Ni en sus mejores previsiones habría incluido un gol tan rápido el conjunto andaluz, además un golazo de Chino, con un derechazo potente e imparable que destrozó la escuadra de la portería zaragozana.

Ni siquiera el gol, una ventaja tan veloz ocultó las dificultades del Jaén en ataque y en defensa. El Ríos Renovables se fue haciendo poco a poco con el partido. Su ambición le llevó a conseguir nivelar el encuentro y plantar cara al Jaén. Demostrando que este equipo estaba capacitado para hacer grandes cosas.

El Ríos Renovables, con dos balones a los palos, con unas cuantas paradas de Dídac, comenzó a rondar el gol y así lo consiguió. Dos golpes en tres minutos permitieron levantar el encuentro. El primero, el 1-1, en una jugada entre Carlos Retamar y Adri Ortego, que culminó este último. El segundo fue gracias a una volea de Nano Modrego que batió por debajo de las piernas al portero del Jaén al filo del ecuador del primer periodo, en el que Víctor Tejel o Richi Felipe tuvieron el 1-3 y Chino o Carlitos el empate a dos.

En los instantes finales volvió a aparecer la figura de Adrián Pereira. Sus estiradas prodigiosas salvaron a su equipo cuando la multitud de aficionados andaluces cantaban los goles. Dídac también se multiplicó para sostener a su equipo, ya que estaban a solo un gol de distancia frente a Thiago Cabeça, Retamar o Tejel, porque el partido lo manejaba el Ríos, porque su superioridad era más que evidente y porque ya merecía, entonces, uno o dos goles más en el marcador.

Sin embargo, Chino sería el verdugo del Ríos. Dos goles en un minuto, el último en el segundo final, terminaron por cerrar la bonita historia del conjunto aragonés en la Copa. Las lágrimas de Nano Modrego y Retamar evidenciaron su des ilusión de los más veteranos. «Me cuesta un poco hablar, porque acaba de pasar. Es difícil a veces de asumir. El deporte es así. Es difícil de asimilar, hemos sido mucho mejores», dijo Santi Herrero ante el dolor de esta eliminación.