Begoña Milla ha practicado montañismo toda su vida. La deportista del San Jorge es una de las mejores escaladoras aragonesas. Tiene tanta pasión por su deporte, que cuando se quedó embarazada de Noa con 34 años, siguió en activo. "Aún recuerdo que subí el Puro de los Mallos de Riglos embarazada de tres meses. Y hasta los siete realicé andadas de hasta siete horas por el monte. Luego te encuentras muy pesada, te fatigas mucho y los latidos del corazón van muy fuertes. Pero conozco compañeras que han subido el Moncayo estando de ocho meses", indica Milla. Después volvió con muchísimas ganas al deporte. "Son nueve meses de embarazo, más cuatro de baja maternal, más la lactancia y te pasas año y pico que no has hecho prácticamente nada. Tras pasar la cuarentena ya me fui a Morata a escalar y me llevé a Noa en la mochila. La llevaba en la parte delantera por si necesitaba pecho para atenderla". Pero los médicos le recomendaron que no forzara más de lo conveniente. "Hasta cuatro meses después del parto no es recomendable hacer ejercicio, ni para las mujeres que no son deportistas. Si haces abdominales antes de tiempo, es posible que no vuelvan a su ser. Además, mientras das el pecho tienes laxitud en toda la musculatura, que está blanda", explica.

A los nueve meses de tener a Noa ya intentó escalar al nivel que tenía antes de dar a luz. "En Rodellar intenté repetir el octavo grado de escalada. Tienes metido en sangre hacer deporte, te genera un poco de ansiedad estar parada. Cuando vuelves enganchas con tantas ganas que consigues hacer más nivel del que tenías. Pero es más por la motivación", afirma.

LA PAREJA

Su pareja también comparte la afición por la escalada. "Tengo la suerte que mi marido es escalador. Cuando era muy bebé nos turnábamos y uno salía el sábado y el otro el domingo. Cuando se hizo mayor, la llevamos todos los fines de semana a la montaña. Es lo que le toca tener padres escaladores. Tenemos una caravana en Morillo de Tou y hay zonas de escalada como la Foz de la Canal, Revilla, Peña Montañesa o las Devotas".

Noa empezó a escalar como sus padres a los seis años. Ahora tiene nueve y pertenece al Helios. "A los cuatro años le regalamos un arnés y la llevamos a Morata. Se colgó bien pequeñita de vías ferratas", concluye.