Insistía Txus Vidorreta al finalizar el partido que su equipo había ganado tres de los cuatro periodos jugados ayer en el Príncipe Felipe. No mintió, fue justo así. Pero en el otro el Tecnyconta aplastó a su equipo, el Iberostar Tenerife, al que menguó hasta convertirlo en un conjunto vulgar, nada parecido al colíder de la Liga Endesa, que mostró más ínfulas que aura de revelación. Solo 4 puntos anotaron en ese parcial tras el descanso los canarios, que entraron 13 abajo en el último tramo, una distancia insalvable en Zaragoza ayer. El mérito fue del conjunto de Andreu Casadevall, que desenchufó a su rival tras el intermedio con el mejor juego de la temporada. Se movió con pasión en defensa, apretando hasta el límite, y con inteligencia en ataque, donde otra vez sobresalió la clarividencia de Jelovac, máximo anotador del choque con 17 puntos.

Gecevicius, que luego quedó en casi nada, celebró con un triple su regreso para estrenar el partido, pero varios errores consecutivos en el lanzamiento de Benzing y las maniobras pacientes de su rival en ataque obligaron a Casadevall a parar el encuentro en el minuto 4 (3-11). La aparición de Jelovac sirvió para igualar un cuarto gris, bien explicado por el marcador: 13-14.

No fue mucho mejor el segundo periodo, dominado también por las defensas. Lo rompió Sergi García con frescura y acierto para llevar a su equipo hasta el 24-19 a 5 minutos del final. La reacción canaria devolvió la distancia al rival (28-32) ante un Tecnyconta que solo se sostuvo en los chispazos de su joven base y la calidad de Jelovac.

Todo cambió tras el descanso. La actitud defensiva del conjunto aragonés fue imponente, casi modélica. Con intensidad y concentración, casi fiereza en los segundos finales de cada posesión, fue minimizando a un Tenerife incapaz, agobiado por el marcador pero sin capacidad de reacción. Llegaría a ponerse 54-48 entrado el último cuarto tras dos errores de Juskevicius, un par de decisiones arbitrales y el nuevo empuje de Beirán. Ahí pudo dudar el Tecnyconta, que por un momento se vio encima al coco que le contaron, el colíder. Sin embargo, respondió con firmeza, energía y profesionalidad. Solo ganó un cuarto ayer, sí, pero le bastó para sumar el cuarto triunfo del curso y dejar asomar un futuro.