Quienes le conocen, dicen que puede obrar el milagro. Que Ángel Martín González (Madrid,1964) es capaz de fichar a 15 jugadores en un mes para hacer un equipo que pelee el ascenso. "Conoce a mucha gente. Se le puede confiar cualquier proyecto", advierte Miguel Ángel Lotina. "Tiene un gran control del fútbol español, del europeo y también del sudamericano, sobre todo de Argentina", añade el técnico, que dirigió al Osasuna con Martín González como segundo entrenador. Allí, en Pamplona, tierra hostil para el zaragocismo, el nuevo secretario técnico ha gastado 25 años de su vida.

Antes de todo eso, Martín González no dejaba de marcar goles en el cadete del Madrid. Era delantero centro en la cantera del equipo más glamuroso del mundo, pero la vida le deparaba un trayecto menos pomposo, más acorde probablemente a su carácter. Así, se convirtió, poco a poco, en un mediocentro --lateral algún tiempo--. Después de cuatro temporadas en el Castilla, en 1986 se marcharía al Osasuna. Allí haría carrera durante 10 campañas, hasta 1995, cuando se fue dos años al Rayo. Y eso que los principios no fueron fáciles. "Estuvo dos años sin jugar casi ni un solo partido, pero entrenaba siempre a tope, no decía nada, ni una palabra. Solo trabajaba y trabajaba. Al final, empezó a jugar y se pegó de titular hasta que abandonó el Osasuna. La anécdota es un reflejo de cómo es él", relata Enrique Martín Monreal, que reclamó a Martín González en 1998 para que regresara al Osasuna tras su retirada y que ha compartido con él una vida en el club, primero en el campo y luego en la oficina. "Es una persona muy seria y muy responsable, además de un gran conocedor del fútbol en todas sus categorías. En el Osasuna era el director de todo el trabajo. Hacíamos un control exhaustivo incluso de Segunda B", explica Martín Monreal. Antes de convertirse en el director deportivo del Osasuna, fue segundo entrenador de Lotina y Javier Aguirre y también secretario técnico, a las órdenes de Juanjo Lorenzo. En total, 15 temporadas ojeando jugadores aquí y allá, fichando en España y el extranjero, con una economía de guerra, al igual que le pasará en Zaragoza.

"Cada cierto tiempo, íbamos todos los miembros del área técnica a Bélgica, a Francia, a Holanda... En un fin de semana entre los cuatro que éramos nos veíamos toda la Liga belga, por ejemplo", dice Martín Monreal, que no es el único que guarda un buen recuerdo de Martín González.

Un hombre de fútbol

"Es muy de fiar, muy recto, un gran profesional. Es un hombre de fútbol, seguro que funcionará en Zaragoza", explica Lotina. E intentará mantenerse lejos de los focos. "No le gusta el protagonismo", reconoce Martín Monreal. "Es un hombre discreto, no da muchas entrevistas", recuerda Lotina.

Alejado de la atención mediática, a la sombra, en un club familiar como el Osasuna, le gustaba salir de su oficina. Bajaba al campo, por costumbre o nostalgia, pero sobre todo para estrechar relaciones. "Le gusta tener reuniones con los técnicos y es bastante cercano con el jugador; si los jugadores tienen problemas, le gusta estar cerca de ellos. Todo el mundo que ha trabajado con él le ha dado una valoración alta", afirma Lotina. Si eso sucede también en Zaragoza, si obra el milagro, quizá el zaragocismo consiga incluso olvidar su pasado osasunista.