Se quedó el Girona a las puertas del ascenso el 7 de junio pasado, cuando el Lugo, sin nada que jugarse en el envite en la última jornada, anotó un gol en el descuento por medio de Pablo Caballero, un tanto que llevó a la indignación, en forma de lanzamiento de objetos --uno de ellos alcanzó a un linier--, y a la desolación en Montilivi. Se vio el Girona en Primera, plaza que fue al final para el Sporting, tras una temporada de incuestionables méritos. Siendo el segundo presupuesto más bajo de la categoría, rozó el ascenso directo y acabó en el playoff, donde asaltó La Romareda con un claro 0-3 y vivió en su estadio la gesta zaragocista de la remontada el 14 de junio (1-4).

En una semana, el conjunto catalán padeció dos golpes, sobre todo el primero ante el Lugo, de una dureza terrible. Conserva el Girona el mismo entrenador, Pablo Machín, una buena base de futbolistas que ya estaban el curso pasado, pero su arranque ha sido de un perfil mucho más mediocre, sobre todo en su feudo, donde no ha ganado y es el peor local de la categoría, con tres puntos de 12 posibles, como si el duelo, la depresión, tras lo vivido hace solo unos meses todavía no se haya superado.

No es lo que aseguran en el cuadro gerundense, donde se afirma que se ha pasado página, que ahora la vida por Montilivi es muy distinta. Ayer mismo lo hacía el propio técnico, cuando se le evocaba el 1-4 que les dejó fuera del playoff. "Girona y Zaragoza son los mismos clubs, pero con diferentes jugadores. Jugando los mismos habría ánimo de venganza, pero hay muchos cambios, ahora es todo diferente", aseguró Machín. El Girona perdió en verano a futbolistas básicos como Sandaza, su máximo goleador, los carrileros Juncá y Cifuentes, vitales por su despliegue físico, y el defensa del Athletic Ramalho, pero la idea es la misma, con el 3-5-2 y el esquema de tres centrales como cabecera, y con un bloque donde la intensidad y el espíritu competitivo son innegociables: "Es una cuestión de si el balón entra o no. Ellos juegan igual, vi algunos partidos esta temporada y no hay ninguna diferencia conla anterior. Mantienen el bloque, buenos futbolistas y son un equipo peligroso", explicó Popovic.

Cambio de propiedad

Pero el Girona no funciona ahora como un reloj, como sí hacía el año pasado, cuando terminó la Liga regular tercero y con 24 victorias. No ha logrado Machín aún que su equipo defienda tan bien y es verdad que es todavía una plantilla más joven que la del curso pasado, con menos experiencia, donde se hace más vital enlazar varios resultados positivos y una buena racha, algo que todavía no ha logrado. Y, sobre todo, en Montilivi, donde firmaron 40 puntos el curso pasado, no arrancan y están pasando por muchos problemas. Tres empates y una derrota para ser el peor local así lo atestiguan.

Sí han cambiado en el Girona los propietarios. Jean-Louis Dutaret y Samir Boudjemaà, las cabezas visibles de TV Sport Events, gestionan desde julio el club catalán, donde situaron de presidente al jugador Delfi Geli tras la dimisión de Patxi Otamendi. Pere Guardiola, el hermano de Pep, es asesor del club, lo que ha propiciado acuerdos de colaboración con, por ejemplo, el Manchester City. De ahí ha llegado la cesión de Rubén Sobrino, uno de los jugadores más prometedores de Segunda el curso pasado en la Ponferradina y que se marchó al club inglés. En el Girona no ha debutado aún por una lesión.