El Real Zaragoza mostró ayer todas las carencias defensivas que parecía haber disipado de años anteriores a lo largo de toda la pretemporada y en el primer partido de Liga, ante el UCAM Murcia. La solidaridad, el despliegue de medios, la basculación y la colocación de la zaga zaragocista fueron borradas del césped del Anxo Carro ayer, especialmente en la segunda mitad y con el luminoso a favor.

La línea de cuatro de Luis Milla se difuminó del mapa tras el segundo gol de Ángel. El Lugo, con 1-3 en el marcador, se lanzó al ataque, buscando sobre todo ambas bandas del Real Zaragoza. Conscientes de que ni los extremos zaragocistas ni la medular de Milla ejercían la opción de llevar a cabo coberturas defensivas, el combinado gallego presionó a los laterales, buscando unos para uno y dos para uno constantemente. Y, si en la primera parte el gol de Alfonso ya había venido por el carril de Isaac tras una mala basculación del equipo, la remontada del Lugo acabaría viniendo por la otra banda, por la de un Jorge Casado que nada pudo hacer para frenar a Iriome González en el último gol del partido. El del empate.

El problema de las bandas

El Lugo, tras darle la vuelta al marcador, no solo le birló dos puntos al Real Zaragoza sino que destacó uno de los grandes problemas defensivos de la plantilla de Luis Milla: los laterales. El equipo aragonés no dio la sensación, en ningún momento, de poder frenar el caudal ofensivo de los gallegos cuando se lanzaron al ataque. Lanzarote no ayudaba en la banda de Isaac y Xumetra hacía lo que podía para soportar el carril de Casado y dar apoyo a Cani y Ángel en la zona de ataque.

Y lo mismo con el centro del campo: Zapater iba desbocado, de una banda a otra; el cambio de Erik Morán no sentó bien al equipo, pues Javi Ros apenas apareció en el encuentro, y la sustitución de Wilk llegó demasiado tarde, con el partido empatado. Sin coberturas en el centro ni ayudas de los extremos, los laterales del Real Zaragoza sufrieron las consecuencias de las desesperadas ofensivas del Lugo buscando el empate tras los errores individuales de Cabrera e Irureta en el segundo gol de los gallegos.

El Lugo desvistió al Real Zaragoza. Lo dejó desnudo. Sin apenas recibir goles en toda la pretemporada y tras una primera victoria cómoda, la defensa de Milla parecía distinta a la de otros años. Y lo pareció también ayer, en la primera parte. Pero la fragilidad de los laterales se quebró cuando el Lugo puso un poco de presión sobre ellos, como un cristal que sufre los efectos de la gravedad.