Una hora antes del comienzo del maratón todavía era de noche, pero ya había vida en el salón de la ciudad. Se empezaron a colocar las pancartas y las vallas y desde la jornada anterior se alzó el podio de ganadores. Pronto empezaron a llegar los corredores con sus familiares. Llegaban desde todas las partes de España. No había figuras y todos eran atletas aficionados, corredores populares que compiten por diversión, por afán de superación y por mantener una buena forma.

Los organizadores del Running Zaragoza completaron perfectamente el complicado puzzle con 600 personas que se volcaron con la carrera. Había desde voluntarios que estaban en los avituallamientos y en el pabellón de Tenerías a patinadores que daban spray frío a los corredores resentidos, miembros de la Cruz Roja o policías municipales y nacionales.

Un cuarto de hora antes del maratón se fueron colocando los corredores en la línea de salida situada en la puerta principal del ayuntamiento. Las últimas en llegar fueron las liebres femeninas con su globito amarillo. Estaban en cabeza junto a Casajús y Gallego, los favoritos, que se hicieron una foto con Toni Abadía. A la hora prevista Sergio Garde, el locutor de la prueba, dio la voz de salida. Los corredores enfocaban el Puente de Santiago y solo les quedaban 42 kilómetros.

Media hora más tarde la concurrencia se pudo entretener con los 10K. De esta manera se llenaba el vacío hasta que los maratonianos regresaran después de su periplo hasta el Parque José Antonio Labordeta. Los 10K contaron con 1.500 participantes. En chicos decidieron llegar de la mano Álvaro Lombardo y Sergio Muro y en mujeres se dio un paseo Marisa Casanueva.

ESPONTÁNEOS

No faltó de nada en la prueba. Desde la participación en su silla de ruedas del famoso Joaquín Pacheco hasta los participantes que gozosos llegaban a la meta con sus hijos en brazos. Tampoco faltaron los espontáneos de todas las carreras montados en bici y corriendo a pie. Se metían en la prueba y hacían varios metros e incluso bastantes kilómetros con los participantes. Algún juez echó a alguno de ellos de la carrera. Es una imagen que no se debería ver en una carrera seria y en una ciudad que alardea de ser una de las capitales del atletismo popular.