Llueve sobre Motegi. Y dicen que seguirá lloviendo. O chispeando. Lo suficiente, al parecer, como para seguir amargándoles la existencia, las carreras y las posibilidades de éxito, que en el caso de Maverick Viñales van enfocadas hacia el título mundial de MotoGP, a los dos pilotos de Yamaha. Sí, también el dios Valentino Rossi está metido en el barro.

Tanto el Doctor como MVK no han tenido más remedio que reconocer que la Yamaha de este año es para ponerle un lacito y devolverla, «muy especialmente cuando llueve, pues no tiene agarre alguno en su rueda trasera y así es imposible avanzar y competir con la Honda de Marc (Márquez) y la Ducati de Andrea (Dovizioso)», dijo Maverick.

Es decir, aún no ha empezado el triplete (mañana, a las 07.00 horas, en Japón y los dos próximos domingos en Australia y Malasia) y Viñales ya se está despidiendo del título y Rossi asegura que ya ha empezado «a preparar el asalto al título mundial de la próxima temporada».

Y ciertamente la pelea por el título parece reducirse a un pulso entre Márquez y Dovi, que ayer lideraron cada una de las dos mangas sobre agua que se celebraron en un gélido Motegi.