No sonará la música de la Champions, ni estará la Liga en juego, pero conforme pasan las horas el tamaño de la Supercopa ha ido creciendo de la misma manera que el Camp Nou se ha ido quedando pequeño ante una desbordada expectación. El estadio del Barça estará a reventar en un ambiente inusual por la mezcla de abonados, socios y simples aficionados, unidos por el obligado paso por taquilla. Antes de jugar, el club puede celebrar un ingreso extra. Guardiola, Messi y compañía hacen otros números. Si ganan, tendrían un equipo de trofeos: once en tres años. En el Madrid, claro, se suena con reventar la fiesta en el santuario culé.

Tras el 2-2 de la ida, la Supercopa tiene ligero color azulgrana, pero se mantiene en el aire. Pase lo que pase esta noche, en un horario paranormal (23.00 horas, TVE-1), obligado por la UEFA para evitar la coincidencia con los partidos previos de la Champions, el primer título de la temporada seguirá siendo el menor de los que se pelea, pero inevitablemente marcará los ánimos culés y merengues justo antes de abrirse la Liga, si es que no se cierra por huelga. Así que nadie va a echarlo a perder, conscientes todos del valor simbólico que tendría pasear de madrugada esa copa.

MENOS CAMBIOS Por más que Mourinho no abra la boca, es fácil adivinar que en el vestuario, donde impone sus sermones, ha lanzado otra de sus sobreexcitadas arengas. El Madrid cree haber encontrado el camino ("Mou da con la tecla", titulaba ayer Marca), para buscarle las cosquillas al Barça. Presión, velocidad y ritmo pasa por ser la fórmula, pero también buscarle las espinillas con Pepe al frente del pelotón. No parece que vaya a cambiar de hoja de ruta. El 5-0 dejó una huella para toda la vida y nunca va a volver por ese camino. El de ahora no entraña sorpresas e incluso en la alineación de la ida Mou fue un libro abierto. Puso a los mismos de siempre.

Guardiola, en cambio, tiene el campo más abierto. En el Bernabéu ya removió el equipo de arriba a abajo. Lo hizo en parte por gusto (la titularidad de Alexis, sobre todo) y en parte forzado por la condición de algunas piezas, penalizadas por una incómoda pretemporada. Pero hoy tiene las manos más libres y no se repetirá la imagen de ver a cuatro campeones del mundo (Piqué, Xavi, Pedro y Busquets) en el banquillo. El equipo será más reconocible y, por tanto, más difícil que el Madrid pueda presumir como ha hecho de que ya está en condiciones de disputarle el balón, pese a que incluso así acabó por debajo en la posesión.

EL DEBUT DE CESCIgual que Alexis apareció por sorpresa en el Bernabéu, con apenas una semana de entrenamientos a cuestas, Guardiola puede tocar hoy otra tecla inesperada. Cesc ha tardado en llegar, pero ya está a su lado. En principio le toca esperar, algo que tiene asumido y más recién aterrizado. Pero quién sabe si en función del partido, en especial si las cosas van bien, acabará viviendo el momento que lleva esperando tres años. Sería una aparición que tendría un enorme valor simbólico. Para el Barça y para Florentino, que lo intentó muchas veces y con muchos ceros.

Guardiola espera un Real Madrid más conservador que el de la ida, un rival que renuncie a disputarle la posesión y que opte por esperar más atrás, y por eso apostará por un equipo más 'tocador' del que jugó el domingo en Chamartín. En este sentido se antoja clave la vuelta de Busquets al pivote defensivo y la presencia en el once de Xavi, que podría sentar en el banquillo al joven Thiago. La tercera novedad en la alineación azulgrana podría ser la de Gerard Piqué, suplente en el Bernabéu, como pareja de Mascherano. Abidal sería lateral.

El Real Madrid llega dejando atrás la frustración de sentirse superior al Barça y no ganar. La necesidad de un empate superior a dos goles o vencer impide especular a Mourinho. El técnico pasó del trivote defensivo al tridente ofensivo en el primer duelo del año ante su gran rival y en el Camp Nou realizará retoques sin variar la filosofía con la que se identifican sus buques insignia.

Descartada la presencia de Pepe en el centro del campo, el cambio principal que Mourinho puede introducir en el once es la entrada de Coentrao por Di María. Más músculo en el centro del campo para no tocar el tridente formado por Özil, Cristiano Ronaldo y Benzema.