Muchas veces en los últimos 25 años se recurre a Miguel Induráin a la hora de hablar de una etapa, de un movimiento en concreto, de una circunstancia de carrera, ya sea en el Tour, en la Vuelta, o ahora en el Giro, en los Dolomitas. Desde hace más de dos décadas se busca a un corredor que haya crecido a su imagen y semejanza porque, hasta ahora, todas las estrellas emergentes del ciclismo tras la retirada del corredor navarro eran distintas a él.

Tom Dumoulin es, posiblemente, el corredor que más se le parece, desde que Induráin anunció su retirada del ciclismo. Mucho más que Bradley Wiggins, igual de bueno en las cronos que el campeón navarro pero mucho más limitado en la montaña. Y visto lo ocurrido este jueves en la gran etapa de los Dolomitas era casi como sumergirse en la famosa serie televisiva Ministerio del Tiempo, entrar en la puerta de los Dolomitas, y encontrarse de repente en los mismos parajes por allá, en 1992 y 1993, viendo a Induráin defenderse de los ataques de Claudio Chiappucci (en el papel interpretado ahora por Nairo Quintana) y Gianni Bugno (bajo la figura de Vincenzo Nibali).

DOS ATAQUES DE QUINTANA /Dumoulin es el más fuerte, y con diferencia, de este Giro. Y así se está confirmando desde que la carrera abandonó las islas y el sur de Italia y se adentró en territorio montañoso. Quintana quiere y no puede. Lo probó ayer hasta en dos ocasiones, la primera de ellas a 54 kilómetros de meta. Y siempre, tal cual hacía Induráin con la maglia rosa, Dumoulin puso su marcha. La de Induráin era propia de los turbo-diésel de los 90 y el corredor holandés de los motores de gasóleo en la actualidad que nada tienen que envidiar a los de gasolina.

Sin los tirones de los escaladores, como si cada puerto de los Dolomitas (Pordoi, Valparola, Gardena, Pinei y Valgardena) fuese el escenario de una cronoescalada, la maglia rosa fue a lo suyo, a subir mirando sus constantes (como hace también Chris Froome en el Tour) y dejando que Quintana, tras apaciguar la velocidad de su demarraje, fuese perdiendo la efervescencia de su ataque.

Dumoulin es el favorito, aunque con dos etapas de montaña (la contrarreloj del domingo solo hace que auparlo todavía más hacia el triunfo final) y 31 segundos de ventaja sobre Quintana debe ir alerta, aunque tranquilo porque el ciclista colombiano del equipo Movistar necesitará al menos un minuto y medio más de renta si quiere adjudicarse su segundo Giro por la crono, ya que esta le penaliza.