Un parcial de 10-0 al inicio de la segunda parte certificó el pase de Estados Unidos a la final del Mundial con una contundente victoria sobre Lituania (96-68), que aguantó el tipo durante la primera mitad, pero acabó desfondada tras el descanso, cuando el conjunto norteamericano, ya desatado, dio una nueva lección de intensidad, velocidad y ritmo.

Arrancó bien el conjunto de Jonas Kazlauskas. Intenso en defensa, cerrando bien el rebote y anotando, eso sí, con dificultad, y casi siempre desde la línea de personal, pero la irrupción de Thompson en el partido (14 puntos en la primera mitad) y su muñeca letal contrarrestarían el dominio del rival y abrirían la primera brecha para Estados Unidos al final del primer cuarto (21-16).

Con más corazón que acierto, Valanciunas, Motiejunas y Lavrinovic plantaban cara en la zona. Y unos buenos minutos de Kuzminskas en ataque reducían distancias en el electrónico (36-30, min.16). Fueron los últimos coletazos de Lituania, condenada por las pérdidas (12 en la primera mitad) y el mal día de sus tiradores (1 de 8 en triples en los dos primeros cuartos). Estados Unidos se fue al descanso ocho arriba (43-35).

El tercer periodo fue un vendaval americano, con un parcial de 10-0 inicial que dejó sentenciado prácticamente el partido en el minuto 22. Así fue. La sangría no paró de crecer durante los minutos siguientes, que se relajaron en el cuarto final.