En una semana feliz, con pocos peros para alegría de Natxo González, que poco a poco va conociendo la idiosincrasia y la singularidad de la plaza, esa botella que tanto tiempo ha parecido medio vacía se ve ahora medio llena. A pesar del caudal poco saludable de ocasiones en contra ante el Lugo, consecuencia del tipo de partido propuesto por ambos, el Real Zaragoza dio un nuevo paso hacia adelante: tres victorias consecutivas en La Romareda, diez puntos de doce en casa, solo un gol en contra en cuatro jornadas como local y el mejor de la segunda vuelta tras el Huesca.

Todo se ve de otra manera. Entre esa lógica satisfacción, escenario que eleva la nota sobre los juicios de los futbolistas, hay dos que son el modelo a seguir porque apenas fluctúan. Son constantes, regulares y habitualmente fiables. No dan un día un nueve y al siguiente un dos. Alcanzan un ocho en su rendimiento con una estabilidad encomiable. Cada uno en lo suyo, Cristian y Guti constituyen el paradigma de futbolista rentable en este equipo.

Ha habido varios jugadores que prácticamente no han hecho acto de presencia en esta Liga, pero la mayoría de sus compañeros, por no decir casi todos, que alguno se salvaría, ha ido y ha venido, ha aparecido y ha desaparecido. Cristian y Guti están siempre. Casi siempre en un nivel notable, lejos de las curvas de irregularidad del resto.