Ganó el Balonmano Aragón y, más allá de la victoria, dejó motivos para el optimismo. Se impuso al Valladolid sin excesivos apuros (28-24) y, por primera vez este curso, se le vieron minutos de claro dominio, de indudable superioridad, de juego bien elaborado, incluso le dio tiempo de divertirse al final. Tuvo más mejores momentos que malos, que tampoco faltaron, ante un rival que ha perdido a Pastor y sigue buscando su camino con una mezcla similar a la aragonesa de veteranos, muy veteranos, y jóvenes, muy jóvenes. Plantó cara el Valladolid en la segunda mitad, pero ya se había dejado todas las opciones en la primera parte.

El partido no pudo comenzar mejor para los aragoneses. Por primera vez, el Príncipe Felipe podía ver a la defensa titular de Mariano Ortega: Asier Antonio y Alberto Val, 204 y 208 centímetros respectivamente, tapando a la primera línea vallisoletana. Y por detrás, Jorge Gómez sacando manos --o pies si se terciaba-- para todo, desde los nueve y los seis metros, en tiros lejanos y a bocajarro, en una contra, en un penalti. Doce minutos estuvo sin anotar el Valladolid, un lapso letal para cualquiera. No fue definitivo porque el BM Aragón estuvo siete sin ver puerta.

A la contra primero, con Sorli y Cartón corriendo como manda el oficio, desde fuera después con Miguel Sánchez y Ángel Pérez, el equipo local amasó una renta de seis goles (9-3, min. 23) que permitió a Ortega mover el banquillo y dar minutos a todos los jóvenes. Al descanso se llegó con un marcador más propio del patio de un colegio: 12-6. La sequía vallisoletana no era normal y quedó de manifiesto al arranque de la segunda parte. Frente a un Aragón algo relajado, medio dormido, el Cuatro Rayas hizo los mismos goles que en la primera parte, seis, en apenas ocho minutos (15-13, min. 39).

Mariano Ortega tuvo que parar el partido de nuevo, y no es la primera vez que le pasa verse obligado a pedir tiempo muerto al poco de haber pasado por vestuarios. El Valladolid se acercó porque encontró la rendija por la que el pivote Porras sacó petróleo una y otra vez y porque el Balonmano Aragón no defendió lo mismo. La segunda unidad de los zaragozanos no fue tan efectiva, perdió más balones, aunque los pucelanos no dieron la impresión nunca de poder llevarse el partido. Con los mejores minutos de Demetrio y Ángel Pérez, con la defensa recuperando y los extremos corriendo, el Balonmano Aragón estiró de nuevo su ventaja y se regaló un final distendido en el que dejó varias jugadas para la galería.