El balonmano regresó ayer a la capital aragonesa y lo hizo con victoria para el Caja3 Aragón ante el Academia Octavio de Vigo (33-27). Josep Masachs volvió a ser el máximo goleador del conjunto aragonés, con 5 tantos, y las manos de Iñaki Malumbres resultaron fundamentales para sentenciar el partido. Los naranjas, que entraron en la pista con la intención de cosechar su segunda victoria ante su afición, desplegaron un juego intermitente que les hizo pasar más de un apuro a lo largo del encuentro. En la primera parte faltó intensidad y los aragoneses, aunque dominaron desde el minuto 10, se encontraron con un recién ascendido que no se vino abajo pese a no contar con su estrella emergente, Pablo Cacheda, ausente por una rotura fibrilar.

Los primeros instantes tras la reanudación se decantaron a favor del equipo visitante que, tras encajar varios tantos, lograba ponerse a un gol de los locales (19-18) obligando a Mariano Ortega a pedir tiempo muerto para reubicar a sus pupilos. A partir de entonces los naranjas se centraron en su juego marcando territorio tras dar con las claves que les harían sentenciar el encuentro: una defensa unida, sólida, y un ataque directo que les otorgaba la máxima ventaja (31-23) a siete minutos del final.

Enfrente había caído un duro rival que, empeñado en no perder por una renta abultada, se volvía peleón recibiendo numerosas exclusiones. Malumbres, que regresó a la pista por petición expresa del otro guardameta, Pablo Hernández, fue una pieza clave para zanjar el partido. Al igual que la unión del equipo, que se mostró volcado con Cristian Postigo. El canterano, que regresaba al equipo de su tierra, tras una temporada en el Artepref Villa de Aranda, lograba debutar en casa con un tanto que concluía con el aplauso de la grada.

Los de Mariano Ortega finiquitaban el partido sin problemas y con una segunda victoria (33-27) que deja buenas sensaciones para viajar con seguridad a Cuenca el próximo fin de semana. "Íbamos con la intención de sumar puntos y así seguiremos toda la temporada. Sabíamos que iba a ser un partido duro, en el que tendríamos que trabajar, y nos hemos dejado la piel", aseguró ayer el técnico tras el partido. Por su parte, el entrenador gallego, Enrique Domínguez, apareció ante la prensa un tanto mosqueado. "La pareja arbitral era la misma de las otras veces. Lo intentamos mientras pudimos. Mientras jugamos 7 contra 7", señaló.