Estela Royo está triste. Terminó la Liga hace poco más de dos semanas y el Mann Filter no ha salido del coma. El enfermo tiene muy mala pinta. El corazón del Mann Filter intuye que una inolvidable etapa de once años se puede cerrar. Los hinchas del equipo amarillo pueden dejar de jalear las cabalgadas hasta la canasta rival de la capitana del equipo zaragozano. "Lo bueno es que no he perdido la esencia desde que era escolar. Me gustaba hacer un juego explosivo y muy alegre. Creo que sigo siendo una persona muy competitiva", reconoce Royo.

Todo el mundillo del baloncesto zaragozano conoce de toda la vida a Estela Royo. Parece una veterana, pero la zaragozana está en la flor de su trayectoria deportiva con 26 años. "El tiempo se me ha pasado volando. Lo que más disfruté fueron los tres años en el Filtros cadete y júnior. Todas éramos muy amigas. Lo pasaba bien con las compañeras sin pensar en el futuro", reconoce Royo.

La zaragozana llegó al Filter directamente desde Maristas siendo cadete de segundo año. "Estaba jugando en el colegio tan contenta. Me llamaron del Filtros y me echaron por pesada. Tomé la decisión de acuerdo con mis padres", explica con ironía. Ese año jugó el Nacional júnior en un equipo preparado por Carlos Pardo. El Filter se llevó la plata frente al Universitari.

La selección

Uno de sus momentos de mayor alegría fue su debut con la selección española júnior. Jugó dos Europeos y dos Mundiales. "Cuando me convocaron por primera vez lloré de alegría. Nos llevamos la plata en ese Europeo contra Rusia. En esa quinta estaban Silvia Domínguez, Patricia Argüello, Blanca Marcos y Ana Cruz", explica.

Con 18 años y siendo júnior de segundo año ya jugó la Euroliga con el Filter. Royo sustituía a Teresa Seco, que no podía jugar por motivos laborales. "Era alero y compaginaba el deporte con los estudios. Una vez que pasé a sénior me llevaban Carlos Pardo y Alex Cebrián. Ambos me respetaron muchísimo. El equipo se metió en la final de la Copa De la Reina", recuerda la aragonesa. Junto a Pardos y Cebrián, guarda un grato recuerdo de Carlos Iglesias. "Cayó en un mal año, el año del descenso. El equipo era muy justo. Pero podría haber hecho grandes cosas", dice.

Royo ha jugado con auténticas cracks, aunque tiene claro porque jugadora siente especial admiración. "Me quedo con Allison Feaster un poco por todo. Aportaba mucho tanto dentro como fuera de la pista. Se sintió muy cómoda en Zaragoza y era una mujer muy preparada. Es la jugadora perfecta y no solo piensa en ella, sino en el equipo", explica.

Ahora tiene tiene mucho tiempo para pensar en su futuro. Tiene claro que no seguirá en el Mann Filter si no cambian de forma radical las cosas. "Este ha sido el año más duro que he vivido. Si se monta otro proyecto y la plaza se la queda otro patrocinador, con otra directiva, pensaré seguir en el Filter. Me alegraría que Casablanca fuera una opción y me gustaría que Zaragoza siguiera teniendo un equipo en la élite". En Casablanca de Liga Femenina 2 la sangre familiar la defiende su hermana Beatriz. "Soy muy fan suyo. Me tira mucho la familia, que son los que han vivido mis momentos buenos y malos", reconoce la zaragozana.