"El Zaragoza y Agapito siempre se mueven en el último minuto y así pasan cosas como ésta". La frase pertenece a uno de los agentes que participó en la negociación fallida por el mediocentro del Olympique de Marsella Charles Kaboré el 31 de enero. Para que el mediocentro de Burkina Faso no firmara por el Zaragoza faltaron muy pocos minutos, cuatro en concreto, según dijo en su Twitter Federico Pastorello, intermediario de una negociación que también fue reconocida por el club, por el consejero Paco Checa.

¿Qué sucedió? Aunque parezca increíble en los tiempos que corren, el problema, según se asegura desde el entorno del futbolista, estuvo en el fax del hotel de concentración de la selección de Burkina Faso en Suráfrica, donde disputa la Copa de África, torneo en el que está en semifinales.

El centrocampista no quería salir del Marsella en este mercado de enero y no se decide a hacerlo hasta el 30 de enero, cuando se convence, y le convencen en el club francés, de que no va a tener oportunidades hasta junio. Al día siguiente, a través de Federico Pastorello, intermediario del Marsella en la operación, es ofrecido por la mañana al Zaragoza. El perfil del futbolista, un mediocentro defensivo fuerte y de despliegue, con experiencia en Francia a sus 24 años, es del gusto de la Comisión Deportiva, que conoce bien al jugador.

Y los números de la cesión con opción de compra y el bonus para el jugador en forma de un incremento de salario encajan. Así, la operación, una vez que la del argentino Cirigliano, se ha caído por la negativa del futbolista, se pone en marcha.

Conforme avanza la tarde el acuerdo es total entre clubs y con el propio jugador, representado por Philippe Piola, su agente, que se encontraba en Francia, como Pastorello, y comienza la redacción de contratos, finalizada pasadas las diez. Kaboré había estado entrenando con su selección y esperaba en el hotel la llegada del fax con los contratos para firmarlos. Sin embargo, ese contrato llegaba en mal estado, solo se veía una de las dos páginas, por lo que el jugador no lo podía firmar. Tampoco se le pudo hacer llegar por internet, mientras a Pastorello y a Piola les consumían los nervios, lo mismo que al Zaragoza.

El precedente

El club, sin haber recibido la documentación firmada cuatro minutos después de terminar el plazo, comunica a los representantes del jugador que la operación es ya imposible porque la Liga no va a aceptar la documentación, algo de lo que el Zaragoza sabe bien. De hecho, le pasó con Miguel Lopes en el verano del 2012, aunque eso terminó peor, porque el jugador, tras no validar la Liga ni la FIFA su inscripción, la llevó a los juzgados, y la entidad tuvo que llegar a un acuerdo con él para una indemnización de 150.000 euros.

En el caso de Kaboré sus agentes no ven mala fe en el Zaragoza, sino un simple problema de las prisas del último día y de comunicación. Nada más. De hecho, no fue el único que sucedió el pasado jueves 31 de enero, porque la cesión de Pajtim Kasami del Fulham al Pescara no se pudo cerrar por un problema de conexión a internet en los últimos minutos del mercado italiano, que finalizaba a las 19.00 horas de ese 31 de enero.