Por increíble que parezca, a José Luis Rodríguez Loreto le da vergüenza posar. El que fuera jugador del Real Zaragoza, delantero perteneciente a aquella generación de 'héroes' que en 1995 hizo vibrar a propios y extraños, rehuye el protagonismo y busca siempre un segundo plano. Dice que con 23 años ya vivió su época de salir en los medios, de firmar autógrafos, y ahora su rol es otro.

Desde que dejara el fútbol en el 2006, este sevillano nunca más se ha separado de los terrenos de juego. Ni tampoco de Zaragoza, donde se casó, tuvo dos hijos y, según comenta entre risas, de donde ya no le mueven "ni los GEOS". Loreto logró el título de entrenador nacional y ahora desempeña las labores de director deportivo en el Balsas Picarral. Se siente a gusto con su labor, aunque su aspiración es otra: entrenar. "Mi meta es empezar a dirigir en Tercera. Estoy preparado para ello".

Loreto aprende en el Balsas, pero también enseña a los chavales que el fútbol no es una cosa fácil. "Yo veía videos para progresar, escuchaba la radio y dormía con un balón. Mi hijo ahora solo es ordenador, Facebook y Tuenti. Ya no viven el fútbol como antes", reseña. Loreto, sin embargo, sí que llegó a cumplir su sueño. Y, según cuenta, con el Zaragoza vivió "la mejor experiencia" de su vida.

Un recuerdo imborrable

Su participación en el equipo fue discreta (disputó 15 partidos), pero él se queda con los momentos vividos. "El equipo jugaba solo y el hecho de formar parte de aquello, de lo que vivimos, es especial. Yo me preguntaba muchas veces: 'Pero, ¿cómo voy a jugar aquí? ¡Si es que el nivel es exagerado!'", recuerda.

Cuando Nayim golpeó el balón en el Parque de los Príncipes aquel 10 de mayo, Loreto estaba calentando en la banda con Celada. Supo que el disparo iba con intención y, después, "llegó la locura", como bien dice. "Vi caerse al portero, entonces grité, Manolo El del Bombo me tiró un palo, lo golpeé y lo rompí de la emoción. Fue impresionante", relata.

Desde las instalaciones del Balsas, Loreto se siente orgulloso de lo que fue. "Viví la época dorada del Zaragoza y eso ya no me lo quita nadie por muy discreta que fuera mi actuación". Al fin y al cabo, su nombre siempre estará entre los 24 'héroes' de París.