—¿Un entrenador necesita líderes en el vestuario?

—El líder en el vestuario seré yo, tengo que serlo. De puertas hacia dentro, cuando no esté, tiene que haber cierto liderazgo, pero bien entendido, como algo natural, y hay gente que tiene eso innato.

—No quiere entrar en situaciones personales como las de Cani o Lanzarote, pero con este último ya coincidió en el Sant Andreu. ¿Es verdad que hubo un roce entre ambos?

—Está bien informado. Lo senté en la grada en el primer partido de la eliminatoria de ascenso a Segunda División contra el Barcelona B con lo importante que era para el equipo. A eso me refiero cuando hablo de mi seriedad y criterio para tomar decisiones. Si tengo que hacer algo así es porque creo que es lo mejor para el equipo. Se llame Lanzarote o como sea. ¿Si la relación no acabó bien? No acabaría bien por su parte, porque cuando uno no juega se enfada. Eso lo entiendo.

—¿Pero usted quiere que siga o después de aquello no lo desea?

—Estuve un tiempo con él en el Sant Andreu y marcó muchos goles, jugando a gran nivel, pero su situación actual reitero que es una cosa del club, una decisión del Zaragoza que yo respeto. No he presionado para que se quede ni para que salga y de aquellos barros desde luego no hay ningún lodo ahora.

—En el caso de Lanza están Fran, Irureta, Casado, Barrera, Bedia, Xumetra, probablemente Isaac… Son muchas salidas. ¿Puede ser un problema si el 10 de julio siguen muchos de ellos?

—No es agradable. Ojalá no haya ninguno o los menos posibles, pero cuando tuve situaciones así siempre hubo un respeto máximo. Entrenarán igual que el resto. No tiene que ser un problema, pero es incómodo para el jugador y para el entrenador.

—Tiene a Ratón como uno de los guardametas. ¿Qué busca el Zaragoza para la portería, una posición difícil en La Romareda?

—La portería y todas, aquí se comen a todo el mundo (sonríe). A mí me gusta que el portero dé continuidad al juego, que se maneje bastante bien con los pies, que te dé muchas situaciones de ataque. No es lo mismo que el portero según le venga le dé el patadón a que entienda el juego. Y obviamente quiero que sea seguro, que sea fiable.

—¿Y para la delantera?

—La idea es que haya tres delanteros contando a Raí. Buscamos polivalencia, que den las mayores posibilidades, dominar varios registros. Uno rápido, otro con presencia en el juego aéreo, que sea poderoso. Que haya variedad.

—La afición vive la peor época desde los 40. ¿Qué le pide?

—Entiendo que el optimismo y la paciencia están bajo mínimos, pero pasarán los días y se volverán a enganchar y a animar. Cuando digo que no quiero vender humo me refiero a decirles ‘venga que el año que viene subimos seguro’. Hay que ilusionarles con nuestra forma de jugar, que vean a un equipo con hambre. Les diría que mantengan la fe, pero sé que ahora eso no es suficiente. Seguro que vamos a ser un bloque competitivo para que si ahora están alicaídos acaben disfrutando. Ese es mi sueño.