Al margen de la irrupción de Víctor, el hombre de este inicio de curso en el Zaragoza es Leo Franco. El meta, poco amante de declaraciones y reservado rayando casi en la aspereza en sus apariciones públicas, está viviendo el momento más dulce en su andadura como zaragocista, donde cumple su cuarta temporada y donde ha vivido más tristezas que alegrías, más desconfianza que halagos y mucho ostracismo a la sombra sobre todo de Roberto, aunque también una excelente labor en el vestuario, algo que reconoció Aguirre, que llevó al elogio continuo por parte de Jiménez y que ahora sigue realizando en el grupo que dirige Paco Herrera. Pero a esos galones por fin los acompaña de una titularidad absoluta para ser ahora mismo el engranaje más solvente en un bloque que, gracias a su trabajo y a la inocencia de los rivales, solo ha encajado 4 goles en 6 partidos.

Leo Franco, que el 20 de mayo cumplirá los 37 años, ha jugado 39 partidos oficiales (50 goles) desde que arribó en el verano del 2010, una cifra bajísima. Llegó con la vitola de titular para Gay y, tras no encajar ningún tanto en su estreno en Riazor, su debut en La Romareda no pudo ser más amargo. El Málaga destrozó al Zaragoza con cinco dianas en media hora, un partido que fue un golpe duro en ese grupo, y Leo Franco, que no estuvo afortunado en alguno de los tantos, pero que no fue el culpable principal de la catástrofe, quedó muy marcado para la grada.

Sus actuaciones el resto de su primera temporada trajeron más sombras que luces y alternó con Doblas presencias en el once, si bien el sevillano llegó como titular al tramo final pero se lesionó en Anoeta. Ese día y en las dos últimas victorias que finiquitaron la permanencia, ante Espanyol y Levante, los focos fueron para Leo Franco, aunque ese protagonismo no le hizo ganarse a la afición, algo que ahora sí logra.

La llegada de Roberto le llevó directo al banquillo. En la 11-12 no jugó ni un minuto en Liga, ni con Aguirre ni con Jiménez, y el efímero paso por Copa le pilló lesionado. Sin embargo, el técnico andaluz impulsó su renovación por dos años, hasta junio del 2014, y convenció al arquero para que pospusiera el deseo de retirarse en el fútbol argentino, un anhelo que aún tiene.

"Leo es titular por la capacidad que tiene de trabajo y de colaboración con el grupo", dijo Jiménez cuando justificó darle la Copa. Ahí jugó seis partidos, encajando goles solo en dos citas, ante el Granada, donde fue providencial para pasar, y en la eliminación frente al Sevilla. Su papel fue notable en el torneo copero y en la Liga la ocasión le llegó ya en la segunda vuelta, en plena caída del equipo, cuando Roberto sufrió un golpe y Leo, que cumplió sin más, ocupó su sitio ante el Valencia, donde fue expulsado, el Granada y el Sevilla, además de disputar el partido que selló el billete a Segunda contra el Atlético, con Roberto baja de ultimísima hora.

Este verano, en el que no dio el a la propuesta de rebaja salarial, Herrera ofreció minutos a Alcolea, ahora lesionado, en los amistosos, pero no ha dudado en que la portería era de Leo. Sus 6 partidos han sido convincentes, en todos con un aprobado claro y con varias paradas de mérito. Sobrio por alto, tranquilo pese a los nervios del equipo y firme bajo palos, factores claves para ser uno de los bastiones de este Zaragoza de Segunda.