El Real Zaragoza ganó con merecimiento la Copa del Rey al Real Madrid en una noche repleta de tensión, emoción e incertidumbre y con un partido enorme de dos argentinos, Milito y Galletti, cuyo concurso fue decisivo para tumbar a un Real Madrid desconocido, sin chispa ni mordiente. El Madrid jugó el peor partido del año. Sólo vivió de dos acciones a balón parado. De los goles de Beckham y de Roberto Carlos. El resto, para el olvido. Llegó a jugar con un futbolista más, por la expulsión de Cani, pero ni así fue superior. El Zaragoza, en cambio, le puso el alma en cada acción. Le iba la vida ante un Real Madrid, que se fue hundiendo conforme pasaban los minutos. En la prórroga, el Zaragoza quiso ganar. Siendo agresivo, con Juanele y Galletti como recursos de última hora, pero sobre todo con un futbolista soberbio y con jerarquía llamado Gabriel Milito. Y el argentino demostró su clase, su talento y ese perfil de 'kaiser' que ya exhibió en Independiente, en Argentina. El primer tiempo resultó trepidante. De ida y vuelta. Salió el Zaragoza mordiendo, con garra, intimidando al Madrid hasta que Míchel Salgado enseñó los dientes a Savio con una entrada que le costó la amonestación al lateral madridista. Necesitaba el equipo de Carlos Queiroz un gesto de autoridad para demostrar que no sólo puede vivir del arte y del toque. Así que el Madrid apretó el acelerador, con un desgaste notable, poco habitual en este equipo que acostumbra a vivir el éxito con el mínimo esfuerzo. David Beckham adelantó al Real Madrid con un libre directo, una acción que hacía ya tiempo no le daba resultado. Ultimamente en los entrenamientos se pica con Diego, un chaval del filial, con quien se apuesta veinte euros si el chico detiene sus balones. Sin embargo fue otro tipo con el dorsal número 23 a la espalda, Dani García Lara, quien enseguida dio la cara para dar a su club un empate, que en ese momento supo a gloria a una afición que chilló siempre mucho más que la del Madrid. Se jugaba en terreno neutral, con igual número de hinchas, pero el Zaragoza jugaba en casa si había que medir el ruido ambiental que había en Montjuic. Era un aviso. El empate le llegó al Madrid por donde más le duele. Sufre el Madrid por arriba. Y Víctor Muñoz acertó de pleno en la pizarra. Cuando un balón aéreo pasa por encima de su defensa, tiembla la gente del Madrid. En el banquillo y en la grada. Savio lo sabe. Era su día y le tenía ganas al Madrid. Así que cada vez que colgaba un balón, el Zaragoza veía el cielo abierto. El Madrid, tras el empate, entró en depresión. Milito y Alvaro jugaron al límite atrás, con una brillante actuación, Movilla lanzaba al equipo con fluidez y tanto Dani como Villa creaban peligro a César. En pleno bajón madridista, el Zaragoza, justo antes de irse al descanso, aprovechó un penalti que hizo Helguera sobre Villa para dar la sorpresa. El 1-2 ponía al Madrid contra las cuerdas. Sin Ronaldo, el Madrid gana equilibrio, pero pierde gol. Zidane tuvo un mano a mano con Láinez, pero el guardameta aplicando el 'estilo Iker' del sábado ante Galletti en la Liga, le limpió la pelota al francés en una acción sobresaliente. El segundo tramo se presentaba apasionante, digno de una final de Copa. Como tiene que ser. El Madrid espabiló. Y sacó la calidad de inmediato. Roberto Carlos, con otra falta directa, remontaba la final. Siempre responde el brasileño en los momentos clave. A la hora de le verdad, nunca se esconde y participa en las acciones decisivas. Así lo ha hecho en las últimas finales europeas e Intercontinentales. Láinez comenzó a ver rondar el balón por su área. A los 55 minutos sacó un remate de cabeza, de gol a Zidane. Impecable ahí Láinez, con los nervios a flor de piel. El Madrid comenzó a jugar con ventaja al ser expulsado Cani. Eso, en teoría, porque el Zaragoza sacó todo su orgullo. Y no se amilanó. No encontró ventaja nunca el Madrid con la superioridad numérica. Raúl no entraba en acción, no aparecía; Figo y Solari bajaban el pistón. No estuvo cómodo nunca el Madrid. Había nervios por los dos equipos. Y Queiroz tiró de Portillo para afrontar la recta final. El Zaragoza a la contra, con la rapidez de Villa y el empuje entusiasta de Milito desde atrás, condujeron al Zaragoza con mucho mérito hacia la prórroga. Hasta ese momento, el triunfador moral de la final era el club aragonés. En el primer tiempo de prórroga, Movilla y Beckham mantuvieron un pique explosivo. El Zaragoza, contra pronóstico, llevó el mando, y además el Madrid veía como César no andaba fino en la portería. Todo se ponía a favor del cuadro de Víctor Muñoz que vio perder más fuelle a su rival con la expulsión de Guti a los 95 minutos. El Zaragoza acariciaba el título. Por ganas, por pasión y por casta. En el segundo tiempo de la prolongación, Láinez sacó otro balón de gol a Zidane. En el segundo tiempo de la prórroga, apareció Galleti para batir a César, sin fortuna en toda la noche, para dar un justo título al Zaragoza.