El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido es, con diferencia, el lugar más visitado del Pirineo Aragonés. Grandes cimas de más de 3.000 metros, angostos cañones, hermosos bosques, ibones que hacen las delicias de los senderistas y glaciares colgados componen una hermosa sinfonía de la naturaleza.

Pero el parque cuenta con otras bellezas que el visitante no percibe. El macizo del Monte Perdido tiene su réplica en las cuevas que circulan por debajo de las montañas. Marboré, las Tres Marías, la Punta de las Olas y el barranco de Escuaín son, por dentro, un gran queso de gruyére con kilómetros y kilómetros de cavernas.

Las Fuentes de Escuaín, Tantanavé o las simas de la Torre de Marboré, del Taillón o de Tartracina son el negativo del Casco, el Monte Perdido, las Tres Marías, el Soum de Ramond o el Cilindro. "Si sumamos las cavidades de más de 200 metros de profundidad con un longitud de más de un kilómetro, llegamos a la conclusión que por dentro del parque hay unos 60 kilómetros de desarrollo de cuevas", explica Esteban Anía, vocal de espeleología de Peña Guara.

Los primeros datos que se tienen de las cuevas en este sector del Pirineo los aportó Lucien Briet. "Desde principios del siglo XX el francés dejó escritos de Añisclo y los alrededores de Fanlo". Pero las exploraciones más sistemáticas llegaron con lor franceses en los años 50. "Años más tarde, un grupo de Cominges exploró la zona de la Punta de las Olas. Por fin, en 1968 comenzó su labor en el macizo de Escuaín el Grupo de Espeleología de Badalona".

Ahora, varios grupos de exploración se reparten por el parque. "Pedraforca realiza su actividad por Marboré, mientras que en la Punta de las Olas están trabajando los catalanes de la SIE y los madrileños de Talpa y SEII. Los equipos de Badalona siguen en Escuaín". Los espeleólogos aragoneses están en Lecherines (Centro de Espeleología de Aragón) y en el Aspe y la Sierra de Guara (Peña Guara).

Gran parte del parque se asienta sobre materal calcáreo. "El agua aprovecha las fracturas y las fisuras de la roca y penetra en el interior", explica Anía. "Las galerías crecen por la disolución de la roca en contacto con el agua. Se suman los caudales y por dentro se forman ríos subterráneos y pozos simas de hasta 166 metros de caída (en Gabieto)", explica el altoaragonés.

El agua no penetra por terreno impermebale. Entonces, se forman las surgencias. "La Cola de Caballo en Soaso y la cascada de Cotatuero son dos surgencias al aparecer la roca arenica. También destacan las Fuentes de Escuaín y la Fon Blanca (esta última se sitúa en Añisclo)", apunta el espeleólogo oscense. Por otro lado, hay cursos de agua que nacen en Aragón, y se van a Francia a causa de su estructura geológica del macizo. "Las aguas del lago helado del Monte Perdido, que están en España, desaguan en la Gran Cascada de Gavarnie, en Francia".

Una peculiaridad son las grutas heladas. "Se han catalogado en Ordesa 34 cavidades. Se forman al helarse la fusión de la nieve en primavera por la corriente de aire entre dos bocas". La de Casteret es la única que tiene hielo fósil. "El hielo está de manera permanente, pero debido al cambio climático, desaparece de manera progresiva".

Regulación de la actividad

Ahora no se permite la entrada en la gruta de Casteret. Por otra parte, la espeleología está legislada dentro del parque. "Esta actividad está regulada, sobre todo en la travesía de la integral de los Planos de Revilla a las Fuentes de Escuain. Vienen deportistas de todo el mundo. Si no estuviera controlado, llegarían cientos de personas para realizar esta travesía bajo tierra lúdica y divertida", apunta Esteban Anía.

La regulación permite que la actividad en las cuevas no se masifique. La colaboración entre la dirección del parque y los espeleólogos es muy fluida. "La única manera de hacer espeleología dentro del parque es teniendo un permiso. La territorial avala ante el parque la dirección del deportista", apunta el espeleólogo oscense.

El Sistema de las Fuentes de Escuaín, también llamado B-15, es la Joya de la Corona. Hasta hace pocos años era la integral (entra por los Planos de Revilla, a 2.216 metros y sale en la Fuente de los Viveros, a 1.065 metros), más grande del mundo con -1.151 metros de desnivel y 12.340 de desarrollo. "Ahora la supera una travesía en la República Checa y otra en el Sistema de Arañonera, en Bujaruelo". Sólo un espeleólogo preparado puede hacer la travesía de Escuaín. "Se puede hacer en 16 horas si las condiciones de la caverna son idóneas", afirma Anía.