Es conocida la deportividad de Rafa Nadal en la victoria, casi siempre, y en la derrota, muy pocas veces. Y una muestra de ello se vivió el lunes en la pista número 1 de Wimbledon cuando tras perder ante el luxemburgués Gilles Muller en octavos de final, tras un vibrante partido a cinco sets y casi cinco horas de juego, Nadal esperó con deportividad y elegancia a que su rival recogiera las cosas para salir juntos de la pista.

El detalle del tenista mallorquín fue largamente ovacionado por la afición y Nadal devolvió los apalusos saludando al público e incluso firmando varios autógrafos antes de meterse en los vestuarios. Todo un gesto en un día muy duro para Nadal.