"Estados Unidos va aparte, pero en Europa España es lo máximo en baloncesto. Lo vimos en el Mundial de Japón pero también en los torneos posteriores y en otras edades. Quiero encontrar la razón de por qué consigue tantos éxitos en todas las categorías y ayudar a Japón a llegar a unos Juegos Olímpicos". Así que Norio Sassa, entrenador asistente de los Hitachi Sunrockers de la JBL japonesa, se puso en contacto con el Estudiantes y ha estado una semana en los entrenamientos del Ramiro de Maeztu, tambien en Fuenlabrada y, el fin de semana, en Zaragoza para ver la final del Nacional júnior y el trabajo del Club Baloncesto Zaragoza.

"La diferencia con Japón es el trabajo con la cantera, aquí se juega desde los seis años. Allí no tenemos clubs, solo los colegios, y los niños empiezan a practicar baloncesto a los doce años, lo que es muy tarde porque no les permite desarrollarse del todo. En Japón hay jugadores muy inteligentes, pero les falta algo de físico y mejores conceptos de juego", explica Sassa, que también es ayudante en la selección sub-24 de Japón y ha ganado un par de Ligas universitarias. "Con los Hitachi Sunrockers --en Japón los clubs pertenecen a empresas-- hemos llegado a semifinales y alguna final, pero aún no hemos quedado campeones", explica el técnico, que tiene en el equipo a un excaísta, Christian Maraker.

Gracias a internet contactó con gente del Estudiantes, que le han facilitado la estancia en España, y rápidamente se organizó el viaje. Siete días, 24 horas al día, alrededor del baloncesto. Sassa estuvo de lunes a viernes en Madrid, pasando horas y horas en el Ramiro de Maeztu, aprendiendo todo el sistema de cantera del club madrileño, asistió también a algunas sesiones del Fuenlabrada y al Real Madrid-Banca Cívica del playoff por la ACB. El sábado estuvo en el Príncipe Felipe para presenciar las finales femenina y masculina del campeonato de España júnior y conoció también a algunos de los técnicos de la federación española. Ayer estuvo estudiando el trabajo del Club Baloncesto Zaragoza y hoy regresará a Madrid para una última visita a Fuenlabrada antes de llevarse todo lo aprendido de vuelta a Japón.