Frío, como la mañana en la Ciudad Deportiva y con gesto serio, con el semblante del que intuye que sobre sus hombros pesa una de las cruces más incómodas de toda la plantilla zaragocista. Por un lado, no es un secreto que Erik Morán se encuentra en el podio de posibles salidas en enero. Su salario es elevado y su rendimiento en la presente temporada no convence a Raúl Agné, además, ya desde el primer día.

Con la llegada del técnico aragonés, el mediocentro ha estado disponible en los seis partidos que lleva el mequinenzano al frente del equipo. Ante el Almería, en su estreno, no jugó nada. Una semana después en Mallorca, trece escasos minutos al final y después, el vasco desapareció por completo de los planes de Agné. Solo la lesión de Javi Ros le abrió la puerta de la titularidad a Erik Morán. Agné le puso porque no tenía otra alternativa más lógica. «Mover piezas en según qué líneas para un entrenador es relativamente fácil», aseguró el técnico tras el empate ante el Reus y su decisión de poner a José Enrique de central. Las fáciles de mover están arriba, pero la delicadeza del centro del campo, eje del equipo, invitaba a darle su primera titularidad de la era Agné a Erik Morán en la Tacita de Plata. Pero defraudó.

Autocrítica / «En Cádiz me vi como el equipo, superado», aseguró de manera tajante. La razón de su falta de minutos para el vasco es simplemente que «el míster ha decidido poner a otros dos jugadores en el centro del campo y tengo que seguir entrenando para que llegue la oportunidad».

Dicha oportunidad, salvo sorpresa, no la tendrá en el importante partido ante el Real Oviedo. De no ganar, el punto de mira de los objetivos del Real Zaragoza apuntaría más hacia abajo que hacia arriba. Javi Ros, cuyo rendimiento ha mejorado ostensiblemente desde la llegada de Agné, apunta a volver tras su operación de mandíbula y su sanción. De todos modos, con o sin él, Erik Morán aseguró que «el equipo está con ganas de darle la vuelta a la situación».

El centrocampista, criado en un exigente Athletic de Bilbao, sabe perfectamente las necesidades de un Real Zaragoza al que le está costando más de lo estipulado salir del pozo. «Siempre que no ganas sientes presión, y más en este club en el que estás obligado a ganar», admitió. Sin embargo, el vasco aseveró que «miramos hacia arriba siempre. El equipo está preparado para todo».

El vasco es una de las piezas más apetecibles de cara a liberar masa salarial y efectivos en el mercado de invierno. Sobre su incierto futuro, Erik Morán afirmó estar «bien aquí», y que «de momento no pienso ni en salir ni en quedarme. Pienso en entrenar cada día e intentar convencer al entrenador». Además, el centrocampista respondió con un sencillo y firme «no» cuando fue preguntado sobre si el club le había dicho algo sobre su salida. El mes de enero, Juliá y su rendimiento dictarán sentencia.