La muerte del hincha radical deportivista en la visita de su equipo a Madrid ha reactivado el debate de los ultras. Si bien es verdad que afecta a todo el fútbol español, parece que en algunos clubs se ha peleado con más firmeza para terminar con la violencia. Cuenta un inspector de policía cuyo trabajo estuvo durante muchos años ligado a la Unidad de Prevención y Reacción, ahora Unidad de Intervención Policial, que los peores años ya pasaron en Zaragoza. "En La Romareda hubo años duros, pero últimamente no ha habido casi ningún incidente, por no decir ninguno. Se erradicaron a base de sanciones y de estar pendiente de ellos. Es cierto que no se puede bajar la guardia nunca, como se vio el otro día en Soria, que hubo una pelea entre dos grupos zaragocistas, pero La Romareda hace tiempo que está controlada".

Si ha habido altercados en los últimos tiempos, se han producido sobre todo en zonas fuera del estadio. "En Zaragoza tuvimos años muy difíciles. Lo que pasa es que los cogimos y los controlamos. Recuerdo citas como una de los Ligallo con los Herri Norte en Ram de Viu para tirarse de todo. Aunque eso de quedar a pegarse es más antiguo que la pana, y ahora es más fácil con el whatsapp y las redes sociales. Incluso a veces les mandan un mensaje desde el sitio donde han llegado los visitantes: 'Estamos aquí. ¿A que no venís?'. Y van, claro. Pasó no hace mucho en un viaje del Zaragoza".

LAS SANCIONES

Hasta el momento, ni las unidades especiales de la policía ni el club se han visto obligados a expulsar a ningún grupo del estadio, aunque "ha habido gente que ha sido sancionada con la prohibición de entrar al campo y económicamente. A los españoles nos duele el bolsillo".

Las soluciones pasan por la implicación total de los clubs, las entradas nominales y la concienciación de los radicales. "Cuando empezaron aquellos problemas tan serios con los Indar Gorri y los cánticos contra la Virgen del Pilar, el delegado de Gobierno, que era Javier Fernández, propuso una reunión con representantes de los dos clubs, las peñas, los Ligallo y el Colectivo. También tenían que estar los Indar Gorri, pero no quisieron venir. Se hizo una ofrenda en El Pilar y una comida, pero no hubo manera. Al día siguiente ya hubo problemas", cuenta este policía, que recuerda como realmente peligrosos a los hinchas que visitaron La Romareda con el Chelsea en 1995. "Esos sí que eran malos de verdad. Fueron haciendo de todo por Europa, pero aquí los controlamos".

EL RESPALDO

"Ya se consiguió erradicar la violencia de los estadios hace muchos años e incluso la policía española fue felicitada por la Comunidad Europea por su trabajo", dice el agente, convencido de que la violencia "nunca desaparecerá del todo porque el malo siempre es malo". Dentro los estadios "a veces los jalean y se pone en contra de la policía y nos gritan 'fuera, fuera'. Ha pasado en La Romareda. A veces la gente piensa que la policía actúa porque quiere complicarse la vida, sin recordar que los policías se deben al bienestar de los demás, y que tienen una familia", sentencia.

Estos aficionados "son controlables porque van a los mismos sitios y a base de identificaciones vas conociendo a casi todos, pero los clubs tienen mucha culpa porque les apoyan. Hace ya tiempo que no pueden tener apoyo de los clubs. Hay muchas cosas que se dicen ahora que se tienen que empezar a hacer que ya están prohibidas hace mucho. Por Ley, por ejemplo, ya se sabe que toda conducta xenófoba o violenta es castigada con la expulsión de los estadios. Hace mucho tiempo ya que existe un libro registro de todos los malos, ahora informatizado. Y si se cumple de verdad todo lo que está marcado en la Ley del Deporte cuando hay desplazamientos masivos, los clubs deberían poner responsables que viajen con los seguidores. Cuando ocurre una desgracia, todo el mundo se rasga las vestiduras para sacudirse la culpa que le corresponde a cada uno, pero la verdad es que la culpa es de todos, hasta de la sociedad".