Denis Istomin, número 117 del mundo, de 30 años, que estaba en el torneo gracias a una invitación, removió los cimientos de la Rod Laver Arena de Melbourne al echar al rey del Abierto de Australia, Novak Djokovic, defensor del título y seis veces campeón del torneo. El tenista nacido en Rusia pero de nacionalidad uzbeka dio un golpe que ni él mismo podía creer cuando casi cinco horas después de lucha intentaba explicar sus sensaciones en la pista a Jim Courier, campeón del torneo también en dos ocasiones, que sonreía ante su proeza.

«No sé qué decir, no me salen las palabras para expresar cuál es mi sentimiento. Lo siento por Djokovic y por los aficionados», dijo tras ganar al serbio por 7-6 (10-8), 5-7, 2-6, 7-6 (7-5) y 6-4. Una victoria para quedarse sin palabras para un jugador acostumbrado a caer en las primeras rondas de los Grand Slams. Unos meses antes, el pasado septiembre, en Nueva York, Rafael Nadal le eliminó en primera ronda (6-1, 6-4, 6-4) y su mejor resultado de los 37 disputados lo tiene con unos octavos de final en Wimbledon en el 2012.

Ayer Istomin se transformó para sorprender a un Djokovic que parecía estar recuperándose del mal final de año que le llevó a perder el número 1 ante Andy Murray. Su victoria ante el escocés en Doha, en el primer torneo del año, parecía un aviso de su recuperación. Después de la derrota vuelven a abrirse las dudas en este sentido. «He perdido, así es el deporte. Ahora haré las maletas y me iré con mi familia», dijo Djokovic, sin mostrar su gran preocupación por una derrota estrepitosa, en segunda ronda de su Grand Slam preferido.

«Es una derrota muy dura. Lo siento por él. Somos amigos y no me siento bien», decía en Eurosport el exnúmero 1 Boris Becker que, consejero de Djokovic hasta que al finales de año rompieron su relación.

La estadística del partido resultó completamente demoledora. Djokovic cometió 72 errores no forzados. No hay mucho más que explicar. «No supe elegir los momentos importantes», admitió. Como «un accidente» catalogó Nadal la eliminación del serbio, después de clasificarse para la tercera ronda al vencer al chipriota Marcos Baghdatis por 6-3, 6-1 y 6-3. Él sufrió un golpe parecido el año anterior cuando Fernando Verdasco le mandó a casa en primera ronda.

«Todo el mundo puede perder. Somos humanos. Vi el cuarto set. Denis jugó muy bien y Nole no estuvo al máximo», valoró Nadal que, al contrario del serbio, parece en camino de su recuperación. Ayer se deshizo de Baghdatis, número 36 mundial y finalista del torneo en el 2006, con contundencia. Marcando el ritmo con su saque (5 aces y 80% de efectividad) y su derecha (16 ganadores). Su próximo rival mañana será el alemán Alexander Zverev. «Un jugador que puede ser número 1 pronto», advirtió Nadal tras una jornada con pleno español tras las victorias de Roberto Bautista, David Ferrer y Pablo Carreño.