Fue un partido tenso, con más emoción que juego, con más nervios que fútbol. El encuentro se niveló en ese bajo sentido, que perjudicó al Zaragoza, incómodo en Los Pajaritos, pero que sacó un buen resultado gracias a ese estupendo zapatazo de Zapater a la escuadra cuando el partido no había llegado caso ni a su amanecer. Decidirá La Romareda, donde el equipo zaragocista se siente fuerte, donde firmó 10 victorias en 11 partidos en la segunda vuelta y donde solo ganaron en esta eterna categoría el Alcorcón, el Cádiz y el Sevilla Atlético.

No tuvo reparos en reconocer Natxo González que el resultado le dejó satisfecho, que se había logrado el objetivo marcado, haciendo un gol en campo contrario. El Zaragoza salió con buena sintonía de Los Pajaritos, sabiendo que el peso de La Romareda, que presentará un ambiente magnífico, puede y debe ser decisivo para que el equipo dé el paso hacia la final por la gloria, a la última batalla, la semana que viene, para firmar el deseado retorno a Primera.

Que el resultado le gustaba al Zaragoza no solo se notó en las expresiones de su entrenador, también en que el equipo miró al reloj todo lo que pudo en el tramo final. Lo hicieron Borja Iglesias, víctima todo el partido de la dureza de los centrales del Numancia, y Pombo, que perdieron tiempo cuando fueron objetos de faltas, igual que lo hizo Buff en la prolongación. Y Pombo, al ser cambiado por Toquero, se fue hacia otro lado, un gesto que ya le costó la quinta amarilla en Soria en la Liga regular y que ayer supuso el enfado de Arrasate.

El Numancia le dio el balón al Zaragoza, que pudo marcar al principio de la segunda parte con las ocasiones de Papu y Ros y hasta con una chilena que intentaría después Borja Iglesias en un buen centro de Delmás. Lo cierto es que el partido fue feote, con más imprecisiones que otra cosa. Estos encuentros, con tanto en juego, es lo que tienen. Y el Zaragoza, que ha acentuado su cada vez mayor gen competitivo con el paso de la temporada, supo jugarlo, salvo en el despiste de encajar la diana de Guillermo nada más marcar Zapater.

Factores a considerar

En el fondo está el factor de quedar tercero, de saber que en caso de igualdad absoluta en los dos marcadores pesa más la posición final al no haber penaltis, el valor de marcar a domicilio.... Cuestiones valiosas que se añadieron a la consideración del Numancia, el segundo mejor local de esta Liga, con 47 puntos, pero que lejos de Soria es mucho más débil (solo 18). Y eso contrasta con la seguridad que muestra el conjunto zaragocista ante su gente.

Ahí, el sábado, el Zaragoza tiene que hacer valer los sueños y las ilusiones de todos los suyos, que anhelan ese retorno a Primera tras cinco largos años en la categoría de plata, impropia por peso social e histórico de este escudo. El sábado, a las 18.00 horas, más de 30.000 gargantas tienen que llevar en volandas a un equipo que con los suyos de lado no puede fallar, que supo jugar en Soria, en un campo difícil y ante un rival aguerrido y de poco fútbol, para marcar la senda de cara a que La Romareda decida. Ahí, en el Municipal, está la llave, la primera de las dos. El escenario es el deseado y solo queda que el Zaragoza cierre en su coliseo este paso obligado hacia la gloria.