Corren tiempos nuevos para la natación sincronizada española que, Ona Carbonell al margen, empieza a acostumbrarse a vivir al margen del podio. El equipo técnico ha caído este lunes hasta la quinta plaza en la final de los Mundiales de Kazán, igual que le sucedió el domingo al dúo técnico, muy lejos de la plata lograda hace dos años en Barcelona 2013.

El triunfo ha sido, de nuevo, para el equipo de Rusia, su tercer oro con la competición, con una puntuación de 95.745, aunque esta vez el margen ha sido más estrecho sobre el emergente bloque de China, segundo (29.4605). El bronce ha sido para Japón, que regresa al podio después de una larga travesía de más de siete años (92.4133)-.

Superada también por Ucrania, las chicas de Esther Jaumà se han tenido que conformar con el quinto lugar (90.872), con una valoración de los jueces más baja de lo esperado para un ejercicio intenso en ritmo y en ejecución, que deja un margen para la esperanza cara a los Juegos de Río, ya que solo quedan cuatro de las integrantes que se colgaron la plata en Barcelona en un bloque muy renovado y con una media de edad de 21 años.

La mejor noticia del lunes para la sincro ha ido la tercera posición de Ona Carbonell en la preliminar del solo libre disputada por la mañana, lo que alimenta las esperanzas de que pueda pelear por su segunda medalla en la final que se disputará el miércoles. La nadadora barcelonesa ha obtenido una puntuación de 94.500, solo superada por la rusa Natalia Ishchenko (96.500) y la china Xuechen Huang (95.200)