La selección española de balonmano perdió ayer en Montpellier ante la de Croacia por 29-30 en los cuartos de final del Mundial de Francia 2017. Salvo en los 12 primeros minutos, el equipo de Jordi Ribera fue a remolque del croata, que al descanso ganaba por 15-17 y llegó a dominar el marcador por cinco tantos (18-23). España reaccionó y llegó a empatar 28-28 a falta de algo más de seis minutos para el final, pero no pudo completar la hazaña y acabó cayendo por 29-30 tras desaprovechar una última acción para forzar al menos la prórroga.

Croacia jugará en semifinales contra Noruega, verdugo de Hungría por 31-28. En la otra semifinal se verán las caras Francia y Eslovenia, que en los otros dos duelos de cuartos superaron, respectivamente, a Suecia (33-30) y Catar (32-30).

El conjunto español, que se había ganada uno última bala gracias a una excepcional parada de Rodrigo Corrales a lanzamiento de Cindric, no supo aprovechar los poco más de 15 segundos que quedaban en el reloj y acabó por malgastar su última ocasión con un forzado lanzamiento de Aginagalade que se estrelló contra los brazos de los croatas. Un ejemplo de los numerosos problemas que evidenció durante todo el encuentro el equipo español cuando tuvo que atacar en estático la fornida defensa croata, que se convirtió en todo momento en un problema irresoluble para los de Jordi Ribera.

Ni los goles de Alex Dujshebaev, el único que pareció capaz de romper con sus sorpresivos lanzamientos la muralla balcánica, sirvieron para evitar la derrota del conjunto español, que en el momento que no pudo correr quedó a expensas de la selección croata.

Un problema que ya pareció intuir el seleccionador español, Jordi Ribera, que, consciente de la imposibilidad, en ausencia de un lanzador, de superar la altísima defensa que lideran los gigantescos Jakov Gojun y Zeljko Musa, apostó desde el inicio por imponer un endiablado ritmo que le permitiera sorprender sin formar a la zaga croata.

Sin embargo, toda la clarividencia que mostró la selección cuando pudo volar sobre la pista, se tornó en sombras cuando los de Jordi Ribera tuvieron que enfrentarse al ataque estático. Y eso que el extremo Ángel Fernández ofreció siempre una salida al equipo español, convirtiendo en gol cualquier pase, por enrevesado que fuera, tal y como confirman los seis tantos con los que el jugador cerró el primer tiempo.

Colgados del brazo de Mamic, que anotó ocho goles en la primera parte, Croacia logró alcanzar a los 17 minutos, tras un parcial de 1-5, una renta de dos tantos (9-11), que obligó a pedir con urgencia un tiempo muerto al equipo español. Su veloz juego de contragolpe fue la fórmula para igualar (11-11) el tanteador, pero España se fue perdiendo al descanso (15-17).

Los errores en los lanzamientos permitieron a Croacia escaparse en el marcador con una renta inquietante de cinco goles (16-21) que ponía contra las cuerdas al equipo español. Dujshebaev se rebeló contra ese guión. Decidió asumir todas las responsabilidades ofensivas con cuatro goles consecutivos que permitieron a España situarse a solo un tanto (24-25) a poco más de 15 minutos para la conclusión. La selección española no pudo, sin embargo, completar la remontada. Careció de clarividencia desaprovechando un último ataque que le condenó a la eliminación.