Dijo Marcelino que iba a ser un encuentro feo. Lo adelantó porque sabía que La Rosaleda está para que paste a sus anchas el ganado, no para jugar al fútbol ni mucho menos algolf, y quizá también lo advirtió porque conocía muy bienlo que pueden dar de sí ahoramismo Real Zaragoza y Málaga, dos equipos de la liga delos pobres de espíritu. No haycirujano estético que pueda reconstruir el rostro de un partido abominable de principio afin, de los que se deben borrarde la memoria antes de caeren una depresión irremediable si se intentan analizar.

No avanza el conjunto aragonés ni sobre el esplendor dela hierba ni, como hoy, sobreun prado deforme que imposibilitó cualquier intencióncreativa. Tuvo oportunidadespara ganar cuando se puso pordelante gracias a un penaltitransformado por Ewerthon yen el tiempo añadido, cuandoLafita envió primero una pelota al poste y Gabi, después, remató forzado y en solitario ante Munúa. No lo mereció, pero tuvo en su mano el primertriunfo a domicilio en PrimeraDivisión frente a un colistaque confirmó una vez más elporqué ocupa ese lugar, pero aquien en tres citas, dos en Copa para caer eliminado y unaen Liga, el Real Zaragoza ha sido incapaz de doblegar.

El Málaga se encerró sobresí mismo con una apuesta táctica de tres centrales y un solodelantero para ofrecer un dominio ficticio a su rival, queperdió a Arizmendi en los primeros instantes al resentirseel punta de su lesión. El bríode los andaluces fue superando la buena colocación de unZaragoza que se vio amenazado por sus dudas atrás. AbelAguilar tuvo un lapsus que corrigió López Vallejo y Fernando remató a placer un córner.No tiene sustancia el Zaragoza. Parece que es algo ante elúltimo y en realidad se encuentra a su altura. Por fortuna la clasificación mantieneuna distancia prudencial entre ambos. El fútbol o lo quehaya ocurrido esta tarde en LaRosaleda, sin embargo, losiguala.

A pesar de que Goni dioconsistencia defensiva y deque Lafita puso pinceladas declase en el patatal, el resto delequipo está para lo justo: pararecoger setas y que el menornúmero posible de ellas seanvenenosas. Cortito de ideas yde piernas, chato en el centrodel campo e incapaz de intimidar al Málaga salvo en unarecta final esquizofrénica enla que todo el mundo perdiólos nervios y los papeles y quese cobró con expulsión unavícitima, Paredes, y un arrabalero, Weligton, el Real Zaragoza transita por un tiempo espinoso, sin futbolistas capacesde dotarle de algo diferente,improvisado. Es un sombraabandonada a los acontecimientos, a lo que le regale o lequite el destino. Se distrajouna vez más, con una salidasuicida por alto de López Vallejo, y el Málaga empató conun testarazo limpio de Iván ala salida de un córner. A balónparado, como a él le gusta, sevio castigado.

El punto no embellece nada. Sutura en parte la enormecicatriz de un Real Zaragozamonstruoso en este partido,pero también con un historialpasado que en nada alivia elfuturo que se le viene encima.Feo, dijo Marcelino mirando ella bola de cristal empañada por el eufemismoantes de sufrir este inquietante partidoque hiere la sensibilidad delespectador. Sigue sin ganar lejos de La Romareda ni al último y es el conjunto más goleado en los desplazamientos. Susalvación estáen casa. Se supone.

Ficha técnica:

1 - Málaga CF: Munúa; Gámez, Weligton, Iván González, Juanito (Duda, m. 59), Mtiliga; Fernando, Toribio (Forestieri, m. 59), Apoño, Luque (Valdo, m. 90) y Obinna.

1 - Zaragoza: López Vallejo; Pulido, Pavón, Goni, Paredes; Jorge López (Ander Herrera, m.68), Ponzio (Gabi, m. 74), Abel Aguilar, Babic, Arizmendi (Ewerthon, m. 11) y Lafita.

Goles: 0-1, M. 48: Ewerthon, de penalti. 1-1, M. 73: Iván González.

Árbitro: Rubinos Pérez (Comité Madrileño). Mostró tarjeta amarilla a los jugadores del Málaga Duda (m. 64), Fernando (m. 75), Luque (m. 79), Apoño (m. 81) y Forestieri (m. 89), y a los del Zaragoza Ponzio (m. 45), Paredes (m. 50 y m. 58) y Ander Herrera (m. 81). Expulsó con roja directa al jugador del Málaga Weligton (m. 60).

Incidencias: Partido correspondiente a la undécima jornada de la Liga disputado en el estadio de La Rosaleda de Málaga ante unos 25.000 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento del padre del asesor del Málaga Daniel Pastor.