Nada cambia en el Tecnyconta Zaragoza, que prolonga su estado de depresión y continúa perdiendo partidos. Ayer cayó frente a un Gran Canaria nervioso e impreciso conformándose con competir durante tres cuartos del partido y dejándose llevar en los últimos diez minutos para encajar una nueva derrota contundente (90-70). Son ya nueve derrotas en los últimos diez partidos, una trayectoria descendente que solo conduce al abismo si no se pone remedio. De momento, al Tecnyconta solo lo salvan de los puestos de descenso los deméritos de sus rivales, que Betis y Joventut lleven menos victorias.

El equipo de Jota Cuspinera está preso de sus propios nervios y errores, vive alterado y su fragilidad le acaba condenando en los momentos más delicados. En el Gran Canaria Arena perdió 21 balones, el doble que su rival, y cada vez son menos los jugadores que sustentan al equipo. El técnico ha ido perdiendo efectivos por el camino y, en los momentos complicados, florecen las individualidades y desaparece el sentido colectivo. No funcionan las soluciones que se proponen desde el banquillo y se va diluyendo el espíritu de los que están en la pista. Ayer el Tecnyconta sobrevivió enganchado al partido durante tres cuartos y, en cuanto el Gran Canaria se fue por encima de los diez puntos con un par de triples seguidos, el equipo se vino abajo.

Cuspinera salió con cambios a la pista, con Michalak y De Jong en el quinteto inicial. El alero polaco duró cinco minutos en pista y ya nada más se supo de él. El pívot franco-holandés fue una buena solución en los primeros minutos en los que el Tecnyconta logró un parcial de 0-11 y tomar la iniciativa en el primer cuarto (11-15, min. 6). En cuanto ajustó su defensa, que de inicio volvió a tener muchos problemas para defender las continuaciones por el centro, aprovechó los errores exteriores del Gran Canaria para rebotear y tomar el mando. Solo las pérdidas (8 en el primer periodo) le impidieron tener más ventaja.

Enfrente, el Gran Canaria también tenía lo suyo. Errores en ataque, algunas pérdidas, nervios, murmullo en la grada. Pero la fragilidad del Tecnyconta, su inseguridad, era mucho mayor. Rabaseda cerró a un Neal capaz de lo mejor y de lo peor, de grandes puntos y de pérdidas continuas, que terminó andando por la pista. El equipo de Luis Casimiro dejó tirar a los bases del equipo aragonés, que mostraron su escasa puntería. Suárez tampoco encontró el acierto pese a tener algunos tiros liberados y Blums continúa con sus bajísimos porcentajes.

Cuspinera probó con los dos cincos en la pista, puso de nuevo a los dos bases cuando quiso amarrar desde la defensa. Con una mejora atrás y los tapones de Varnado pareció que podía remontar el Tecnyconta pero con 48-46 en el tercer cuarto falló dos ataques consecutivos. La aparente igualdad se terminó en el último cuarto. Fue la historia de siempre: en cuanto el rival tomó una ventaja considerable el Tecnyconta quiso correr, precipitándose cada vez más en sus acciones ofensivas, y dejó de defender ante un Gran Canaria que aprovechó pare recuperar parte de su autoestima.

Al final el equipo aragonés bajó los brazos y su imagen volvió a ser parecida a otros partidos, la de un conjunto incapaz de reaccionar, sin respuestas tácticas ni anímicas para darle la vuelta a una situación que cada día es más preocupante. El Tecnyconta es cada día menos equipo y su colección de derrotas le condena a la zona más baja de la clasificación. Doce triunfos parecen una meta muy lejana.