El tiempo de reflexión ha sido corto para la selección, que intentará arrancar hoy una medalla en el partido frente a Rusia y despedirse con buen sabor de boca. Ricky Rubio asegura que el palo de semifinales frente a Eslovenia debe servir para aprender. Lo dice en tono reflexivo, lejos de esa imagen de niño prodigio con 14 años en ACB, definido ahora por su barba, su larga melena y una leona con su cachorro y una rosa tatuada en su brazo, y la frase: ‘Contigo se fue tanto de mí’.

—¿Le han dado muchas vueltas a la derrota frente a Eslovenia?

SEmDEs difícil no hacerlo. Te paras a pensar y buscar mil excusas, como el alto porcentaje de triples que anotaron. Pero la realidad es que fueron mejores. Hay que aceptarlo y centrarnos en el partido por el bronce. Sería una buena forma de despedir el campeonato.

—¿Les ha sido más difícil digerirla porque vivían instalados en el éxito deportivo?

—No, simplemente valoras mucho más todo lo que has conseguido hasta ahora. Es verdad que uno se malacostumbra y piensa que es fácil llegar a las finales. Y no lo es. Esta generación lleva 10 años llegando a semifinales y eso es un hito. Muchas las hemos ganado, otras no. Pero debemos ser capaces de reponernos e ir a por la medalla.

—¿Están motivados para pelear por el bronce?

—Sabemos que es duro, pero somos exigentes. Tenemos que estar al 100% para conseguir esa medalla. No vamos a menospreciarla. Con el tiempo le das mucho valor.

—Navarro ha anunciado que será su despedida de la selección. ¿Es una motivación adicional?

—Por supuesto. Juan Carlos es un jugador único, que no se va a volver a repetir y tenemos que darle el adiós que se merece subiendo al podio.

—¿Cómo analiza su torneo?

—Me he encontrado muy cómodo, con mucha confianza. Estoy tranquilo. He logrado un equilibrio de todo, la experiencia, las ganas. También el aspecto mental. Si equilibras la balanza, las cosas salen mejor.

—Ha cambiado su imagen, inicia una nueva etapa en los Jazz. ¿Estamos ante un nuevo Ricky?

—Yo diría que un Ricky diferente, mejorado. Es una etapa nueva que me ha coincidido con muchos aspectos de la vida, tanto personales como también deportivos, como el cambio a Utah. Confío que sea también un punto y parte en mi trayectoria para llegar a donde quiero.

—¿El trabajo físico le ha ayudado en esa mejora?

—La NBA está a otro nivel físico y si no consigues estar a ese nivel es muy difícil mantenerse, sobre todo después de la lesión que tuve de rodilla. Así que he tenido que dar un paso adelante para llegar al nivel que quería. Ahora me siento capaz de jugar contra cualquiera, de defenderlo. La idea es estar fuerte físicamente, pero seguir siendo ágil.

—Está cerca del 40% en el triple. ¿Se ha quitado la etiqueta de mal tirador de encima?

—No. Siempre me acompañará. Pero sí que he aprendido a convivir con ella. Muchas veces nos olvidamos de lo que somos. Y tienes que ser fiel y valorar también lo que te ha llevado adonde estás.

—¿Le ha dolido su forma de salir de Minnesota?

—Da rabia en cierta forma que después de seis años allí no se te valore, porque desde que llegué me involucré mucho en todo. Pero sí que al final llega un momento en el que te puedes cansar. Así es el negocio. También he aprendido muchos de los errores para no volver a caer.

—¿Y qué objetivos se marca para su nueva etapa en Utah?

—Por supuesto, me gustaría poder jugar unos playoffs. Pero he dejado de tener objetivos numéricos y me he marcado otros como disfrutar y divertirme jugando al baloncesto.

—¿No lo hacía?

—Ahora vuelvo a disfrutar. Pero sí, lo había perdido un poco al enfocar objetivos erróneos. Todo llega a ser muy metódico y al final los números no lo son todo. Creo que lo más importante es pasarlo bien, algo que no hay que olvidar nunca.