Qué noche la del 7 de abril del 2004 podrán recordar los seguidores del Deportivo que estuvieron ayer en el estadio de Riazor. Y les sobrarán razones para rememorar que su querido Depor fue capaz de remontar un 4-1 y tumbar al Milan, el campeón de Europa, precisamente el día en que su equipo cumplía 50 partidos en el torneo y la noche en que llegó por primera vez a las semifinales. Lo hizo tras una victoria hermosa, hermosísima (4-0), que entusiasmó no sólo a los hinchas coruñeses, sino también a todos los amantes del fútbol.

El Depor hizo el partido soñado en una noche mágica para el equipo y para unos aficionados enloquecidos por la respuesta de su equipo. Todos a una salieron convencidos de que el milagro era posible. Ese milagro que llevó a su entrenador a prometer el día anterior que haría "de rodillas" el camino de Santiago si eran capaces de eliminar al poderoso Milan de Berlusconi, de Maldini, de Shevchenko, de Kaká, y de tantas otras estrellas que fueron una caricatura en manos de un Superdepor.

Quizá el recuerdo del Mónaco, que tumbó a los galácticos, dio alas a los hombres de Irureta. Y el mejor ejemplo llegó cuando sólo se llevaban cinco minutos. Una indecisión de Maldini, una institución del fútbol italiano, permitió a Pandiani marcar el 1-0 tras un ajustado remate. El Milan acusó el golpe, pero aún tuvo arrestos para estirarse en busca de sorprender a la contra a un rival volcado sobre su área. Molina salvó así un mano a mano con Kaká.

No cejó nunca el equipo gallego en una primera parte memorable, grandiosa. De fútbol, de agresividad, de ilusión, de clarividencia, de verticalidad, de presión asfixiante. Tanto empeño encontró el segundo premio en el 2-0. Valerón aprovechó un error de Dida (que había salvado antes a susu compañeros un par de veces) para marcar tras un fenomenal centro de Luque, que ya había colaborado en el 1-0.

El Depor no se conformó y siguió acorralando al Milan, en su campo, en su área. Y antes del descanso ya había remontado la eliminatoria. En sólo 44 minutos. Fue con un fenomenal gol del propio Luque, quien ayer justificó, si hacía falta, el interés del Bar§a. Fusiló a Dida tras otro error de Nesta con una frialdad y habilidad incontestables.

Riazor enloquecía. Tras el descanso pareció reaccionar el Milan, pero el campeón de Europa era como un boxeador groggy. El Depor no se atrincheró. Cierto es que guardó un poco más su portería pero no renunció a dar la puntilla. Y llegó a un cuarto de hora del final y con el mejor protagonista. El veterano Fran, santo y seña del glorioso Deportivo de la última década, firmó el 4-0 con la colaboración de un despistado Gattuso y un rebote final en el exzaragocista Cafú. El Depor, verdugo de la Juve y el Milan, culminaba una gesta histórica.