"Estuve ocho meses en el Lugo y tuve la sensación de que es una familia, principalmente en el vestuario", dijo ayer Luis Milla, que el curso pasado vivió su primera experiencia como entrenador de Segunda División en el equipo gallego, donde decidió dimitir antes de acabar el curso alegando asuntos personales. Milla nunca ha querido desvelar los motivos de su marcha.

El técnico turolense asegura que "yo estoy agradecido por el trato recibido. Siempre intento mirar lo positivo y tengo que agradecer el comportamiento y el apoyo que tuve de los jugadores, de la gente más cercana, de la gente que estaba más cerca del equipo, como los utilleros, los fisios y la doctora".

Y lo mismo dijo de la afición. "También tengo que agradecer a la gente el buen comportamiento que tuvo conmigo y nada más. Estuve allí ocho meses y la decisión de irme ya es una cosa pasada", explicó el entrenador del Real Zaragoza.