Hay lugares comunes en el fútbol y uno de ellos es preguntar al entrenador de turno qué es lo que más le preocupa del rival al que se va a enfrentar. Rara vez las respuestas escapan del molde con el que están fabricadas la mayoría de las ruedas de prensa. Sin embargo, cuando fue cuestionado al respecto a dos días del derbi aragonés, Rubi dijo ayer algo bastante inhabitual. Su principal preocupación del Real Zaragoza es el portero. Luego enumeró alguna más, que si Eguaras, que si Pombo y Borja Iglesias, pero la primera que citó fue Cristian Álvarez.

El entrenador del Huesca, un hombre que hasta la fecha ha dado un curso de corrección y juicios certeros delante de los micrófonos, puso el foco en un lugar poco corriente. Nada de un futbolista de campo. En el guardameta. Sabe bien Rubi de lo que habla. La resurrección del Real Zaragoza no hubiera sido posible sin Cristian, el portero-milagro, que se ha hecho gigante bajo palos y ha escondido debajo de su imponente figura los problemas defensivos que ha sufrido el equipo.