Dejó una sensación tan rara el primer partido de Liga ante el Mirandés que no se sabe muy bien qué pensar de este Zaragoza que se ha obligado a ser un ganador esta temporada. No hay vuelta atrás en el asunto crematístico, según repiten desde el club cuando que tienen oportunidad. La responsabilidad es ineludible esta vez, así que no habrá lugar para transigir con episodios como el del fin de semana pasado. El conjunto de Popovic tuvo el partido ganado y sus futbolistas no lo sentenciaron. Después, el entrenador tomó una decisión táctica equivocada y el equipo se hundió. Todos, en mayor o menor medida, han reconocido el fiasco. Fue un empate, casi una derrota. A eso supo. De nada sirvió ese espacio que le dedicó durante un buen rato del primer tiempo al fútbol. Los dos puntos se fueron al limbo. No volverán. Se quedarán allí, esperando la redención de este equipo que necesita encontrar pronto su identidad. Le urge tener un patrón, un estilo, una filosofía, asunto que corresponde directamente al técnico.

Bien mirado, Popovic va a estar puesto bajo la lupa desde el primer día. Nada extraño si se quiere leer el presente en términos de grandeza. No hay mucho tiempo que perder cuando se aspira a terminar la Liga entre los dos primeros, a sumar entre 20 y 25 puntos más que la pasada campaña. No valen lamentos necios ni pretextos de otro tiempo. El Zaragoza necesita ganar, y necesita hacerlo desde el principio, desde esta noche en la que recibe al Almería (22.30 horas, Canal+ Liga2), el equipo que es para un buen número de rivales el principal candidato a dominar la categoría.

Es una prueba seria, un test que debe servir para comprobar en qué nivel andan los dos equipos. No será nada definitivo, desde luego, pero sí indicativo. El Almería, pese a los apuros que cuenta el marcador en su regreso al fútbol de plata, liquidó bien rápido al Leganés en su estadio. Tanto que le dio tiempo a echarse una siesta larga --de esas de sobremesa con Vuelta en la tele--, encajar un par de goles y aun así no perder.

El Zaragoza, ya se sabe, fue más bien lo contrario. Ni tumbó al enemigo cuando lo tenía de rodillas ni supo elegir el momento de echar una cabezada. Por eso lleva toda la semana dándole vueltas a un desaire que, además, le costó perder su velocidad, la dinamita que ha elegido para volar esta temporada. Cayó lesionado Hinestroza, la bala del costado derecho. Y otro tanto ha ocurrido con Jaime, que se sentará en el banquillo pero está para pocos trotes, conocida como es, además, su fragilidad muscular. La circunstancia ha puesto el foco sobre Jorge Díaz, el muchacho del pasaporte uruguayo. El club logró su inscripción tras hallar una vía que le habilita para jugar como comunitario y hoy tendrá su oportunidad. Se supone que será el único cambio.

Jesús Vallejo, según Popovic, no está para ser titular. Así que si hay un aragonés en el campo será Fernando Soriano. El señor ascenso --ha subido cuatro veces a Primera-- es casi una institución en el fútbol almeriense a punto de cumplir 36 años, aunque el fútbol de su equipo lo pondrá otro viejo conocido, Corona, uno de esos centrocampistas que ya no se estilan en Zaragoza.